Actos de poder
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La entrevista de Jesús Esquivel a la embajadora
Roberta Jacobson, publicada esta semana en
Proceso, está provocando que revisemos la
Guerra contra el Narco que declaró
Felipe Calderón para afianzarse en el poder y lo que fue su fallida administración.
El principal argumento de C
alderón era el de proteger a la sociedad de los criminales. Los mexicanos éramos más vulnerables a las extorsiones, secuestros, cobros de piso, asesinatos y otros tantos delitos que el gobierno del panista Vicente Fox dejó crecer.
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La
Guerra de Calderón inició en Michoacán, estado que su hermana Luisa María quería gobernar, así que, quien ocupaba la presidencia, mataba dos pájaros de un tiro con sus acciones armadas: abatía a los Caballeros Templarios y le entregaba un estado pacificado a su hermana para convertirse en la primera gobernadora.
Al paso de los meses,
narco mantas de los grupos antagónicos a los del Cartel de Sinaloa, aseguraban que el gobierno los atacaba para que
El Chapo Guzmán fuera el Jefe de Jefes del crimen organizado de México.
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Con el
Ejército en las calles, confrontando a los grupos criminales, se dieron hechos en los que las Fuerzas Armadas excedieron sus funciones. Una de esas fue la que provocó la muerte a dos alumnos del Tec de Monterrey, a quienes el gobierno de Calderón revictimizó una y otra vez llamándoles sicarios, cuando eran estudiantes de excelencia.
Felipe Calderón fue un instrumento de la ultraderecha mexicana para evitar la llegada a la presidencia de México de Andrés Manuel López Obrador.
Ahora, los extremistas buscan que
Calderón tenga su partido para hacer contrapeso. Pero hay que recordar que de 2006 a 2012 comenzó, y se afianzó, la gran
crisis de Derechos Humanos que vive nuestro país.
También hubo acoso a la prensa, justamente cuando
Andrés Manuel López Obrador denunció los actos de corrupción cometidos por Juan Camilo Mouriño con PEMEX.
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Calderón defendió siempre a su secretario de Seguridad Pública, hoy preso en Nueva York por sus relaciones con el cartel de El Chapo. García Luna tiene en sus manos la decisión de irse solo a la soledad de una celda por lo que le resta de vida o negociar una pena menos dura si comparte la información con la que quede al descubierto que Calderón sí sabía de la relación de su subordinado, el narco y su gobierno.
La Letrina. Además de Calderón, ¿quiénes más sabían en el circulo cercano de michoacano las andanzas de García Luna? Si, como alguna vez lo dijo Mariana Gómez del Campo, las grandes decisiones las tomaban en grupo, habría que preguntarle a la propia sobrina de Calderón qué sabía. ¿Margarita Zavala estaba enterada? ¿Querrán hablar de ello César Nava y Alejandra Sota o solo eran colaboradores ajenos a las decisiones importantes? Ellos eran el círculo cercano. ¿Germán Martínez escuchó algo en su paso por el calderonismo?
