Opinión

Querido SAT

jueves, 14 de mayo de 2020 · 07:20

Twitter: @abi_mt

Nuestra relación nunca ha sido fácil. 

Tu visión neoliberal, capitalista, siempre enfocada en el dinero, nos ha distanciado.

Pero el cambio ha llegado. La transformación ha llegado. Bajo este nuevo liderazgo, abandonaremos esa visión mercantilista, tu obsesión por los números, por cuánto gano y cuánto te tengo que dar, para enfocarnos en lo que en verdad importa: la felicidad y el bienestar. 

Ni siquiera trates de responder, con uno de tus hostigosos emails que llegan cuando me retraso siquiera un día en cumplir mis obligaciones. Las cosas son diferentes. Hoy ya no importa cuánto se produce, cuánto se pierde. Anacronismos como “Producto Interno Bruto” y “medidas keynesianas” ya no tienen cabida en nuestro lenguaje.

Tus poderes neoliberales de medición de “ingresos tributarios” y “gasto público” ya no tienen efecto en estas tierras. 

Desde hace tiempo te lo quería decir. Todo lo que les di, a ti y al estado, fue porque me obligaron. Nunca me ha gustado darles dinero, y menos por tan poco que me dan a cambio. Como mujer, no me dieron seguridad. Si te hubiera dejado de pagar, tan solo unos meses, seguramente me habrías buscado hasta debajo de las piedras para embargarme. No así si alguien hubiera denunciado mi desaparición por violencia doméstica o por cualquier otro motivo. Podrían pasar años, antes de que encontraras mi cuerpo tirado en alguna zanja. Admítelo, todo lo que te di no lo usaste para hacer que pudiera caminar tranquila por las calles.  Y ni siquiera hablemos de salud, educación, o caminos sin baches. Probablemente me habría salido más barato parchar todas las calles que uso en mis trayectos diarios que todas las reparaciones y llantas ponchadas que he tenido que solventar, después de pagarles a ustedes, por supuesto, porque ustedes no pueden esperar. 

Cada que pienso que casi 3 de cada 10 pesos que gano se me iban en esta relación tóxica, se me eriza la piel. Y ni vale la pena recordar todos los impuestos como el IVA y IEPS, los cuales son ineludibles y se mofaron de mi al final de mi recibo de las compras durante años. Ni de las multas (“justas” e inventadas) que me cobraste. 

Todos estos años pensé que al “cumplirte” estaría del lado correcto de la historia. Que si un día hubiera una emergencia, seguro me buscarías a través de mi RFC para darme algún apoyo, para asegurarte de que siguiera teniendo trabajo para que por lo menos, no te dejara de pagar, pero veo que no era necesario. La formalidad no sirve de nada para buscar un “crédito a la palabra”, ni una “beca del bienestar”. No te necesito. 

Se acabó. El presidente está de mi lado. No te guardo rencor, y la próxima vez que necesites algo de mí, con gusto te retribuiré en sonrisas y abrazos, el actual tipo de cambio. En el nuevo modelo alternativo, lo que importa no es el dinero, sino la felicidad, y nada me haría más feliz que sacarte de mi vida. 

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