Juntos por la Paz, comunicación gubernamental y tiempo oficial desperdiciad

lunes, 9 de marzo de 2020 · 02:30
Twitter: @jonasartre

La comunicación gubernamental, es uno de los esquemas en que los gobiernos de las sociedades democráticas  pueden transmitir mensajes del quehacer gubernamental, acciones o logros de Gobierno y estimular acciones de la ciudadanía para acceder a algún beneficio o servicio público.

En este orden de ideas, hace un año fue presentada la campaña Juntos por la Paz, encabezada por la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Salud bajo la tutela del Consejo Nacional contra las Adicciones. La campaña tuvo un agresivo despliegue en terreno, con cientos de espectaculares y ocupó la mayoría de tiempo oficial en radio y televisión durante el año 2019.

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Considero que, Juntos por la Paz parecía la oportunidad prometida en campaña para establecer una nueva narrativa y aproximación al fenómeno del consumo de drogas ya sea desde el uso experimental hasta el consumo problemático. Desafortunadamente, esta primera etapa de la campaña basó sus comunicaciones en estereotipos y propuestas de abstinencia del consumo, mediante mensajes alarmistas o escatológicos y en el mejor de los casos uno de los mensajes constructivos residió en entablar una observación y comunicación en el entorno inmediato y el espacio doméstico, el cual pareció no tener éxito.

El fracaso anunciado

Como resultado, de esta descoordinación y de mensajes sin público objetivo ni con una metodología de prevención universal, selectiva o indicada, el pasado 26 de febrero en conferencia de prensa el presidente señaló: lo cierto es que en la primera etapa, hay que ser autocríticos no ser auto complacientes, es que no tuvo el efecto que queríamos, la primera etapa de esta campaña. ¿O ustedes consideran que pegó?, qué llegó a la gente, nada.

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En concreto, dada la particular forma de comunicar del presidente López Obrador, se han presentado una serie de declaraciones poco sofisticadas; como el famoso fuchi-caca o él hay que macanear. Resultado de este estilo, se ha continuado estereotipando el consumo de drogas como un vínculo inmediato con el crimen o conductas antisociales, como el comentario realizado durante esa misma conferencia señalando sin ningún dato tangible ni cuantificable que: el 60 por ciento de las personas muertas en enfrentamientos estaban bajo el influjo de alcohol o drogas.

En conclusión, la primera etapa de la campaña Juntos por la Paz fue un desperdicio de dinero público y de tiempos oficiales que no logró los objetivos, ni mucho menos sensibilizó a la población en general, respecto al fortalecimiento del tejido social y diálogo para la construcción de una gestión del placer y el riesgo en el consumo de sustancias psicoactivas. Y por el contrario, abrió la puerta para continuar con la escatología, estigmatización, falta de acceso a la salud y la apología del consumo y del mercado ilícito de drogas, señalando que se podrían instalar cocinas o laboratorios de drogas sintéticas en el zócalo para que la ciudadanía conozca como se elaboran estas sustancias. ¡Vaya manera de hacerles publicidad!