Hacia la empatía política

lunes, 16 de marzo de 2020 · 02:10
Twitter: @AleJuarezA ¿Ustedes también están molestos con la situación del país? ¿Están molestos de que los grandes problemas del país no incomoden a la clase política más allá de los discursos, y a veces, ni eso? ¿Están fastidiados de su evidente falta de empatía, sin distinción de partidos o preferencias? Si respondió «SÍ», sepa que su enojo seguramente es compartido por millones de personas en México. Algo que, desde mi perspectiva, es una causa importante de esta situación -la falta de empatía- es el origen socioeconómico de una buena parte de la clase política que es, con frecuencia, de un alto poder adquisitivo. Mi escrito no busca criticar sus recursos económicos (ese es otro tema) porque finalmente nadie es responsable del estrato social en que nace ni de conocer de cerca las carencias y preocupaciones del país, pero si te vas a dedicar a la política, sí hay obligación de conocerlas. La pregunta es:
¿Cómo podríamos mejorar la sensibilidad y empatía de la clase política hacia la ciudadanía a la que, en estricta teoría, sirven?
¿Cómo podemos influir en que conozcan las necesidades de México? Si bien toda la ciudadanía tenemos el derecho a votar y ser votados, eso no indica que todos estamos preparados para un puesto de elección popular y no porque no se pueda tener una auténtica voluntad de servir al país (beneficio de la duda), sino porque no siempre se entiende de qué modo hay que servir al país. Es decir, todas las personas tienen derecho a ser elegidas, pero ¿todas están calificadas para ser elegidas? Te podría interesar: Baja aprobación de AMLO, revela encuesta Enkoll Lo anterior indica que la vocación de servicio y el óptimo entendimiento de los problemas y sus soluciones deben de combinarse para realmente ayudar a México, pero ¿cómo solucionar algo que muchas veces ni se conoce? Con frecuencia las candidaturas a cargos políticos se asocian a intereses lejanos a la población. Compadrazgos, nepotismos, amiguismos y conveniencias rigen la designación de candidaturas. La búsqueda del «hueso» se vuelve lugar común en nuestra clase política sin que la vocación de servicio se asome siquiera. Sabiendo que esto tardará en desaparecer, ¿podremos lograr que por lo menos algunas candidaturas conozcan de cerca los problemas de México y se interesen en resolverlos? Pienso que sí.

Dos propuestas

Lo que propongo son dos medidas, una previa a la designación de candidaturas y una posterior. Lo primero sería un servicio social de dos años (obligatorio y comprobable) en zonas de pobreza, para obtener una candidatura. Quien aspire a un puesto de elección (o por vía plurinominal), deberá probar su voluntad de servicio a la nación y que, por lo menos un tiempo, conoció de cerca las necesidades de la gente. Esta medida (en una visión óptima) sensibilizaría a la clase política sobre las carencias de la gente y le daría una visión más real sobre cómo atenderlas. También puedes leer: ¿Sabes qué hace y cómo se conforma el Congreso mexicano? La segunda medida sería un curso propedéutico obligatorio para todas las personas que hayan recibido una candidatura sobre el puesto al cual aspiran. En otras palabras, mandarlos a la escuela. Esto es para evitar o disminuir (como frecuentemente ocurre) que se prometan cosas que escapan de los alcances legales del puesto, o que ya en el cargo, hagan disparates por desconocer sus funciones.
Estas medidas no discriminan por nivel educativo o socioeconómico.
Por el contrario, colocan a las personas interesadas en un puesto político en la misma sintonía de la inmensa realidad del país y, además, le regresan al servicio público parte de la mística que ha perdido. #SolucionesDeRaíz Te podría interesar: Los plurinominales

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