Opinión

Tenue luz a la mitad del túnel

martes, 8 de diciembre de 2020 · 13:35

Twitter: @AnaCecilia_Rdz

El INEGI presentó, hace unos días, los resultados de la segunda Encuesta sobre el impacto económico del COVID (COVID-IE) y del estudio de la demografía de los negocios. Pese a que el número de empresas que sufrieron alguna afectación el último semestre registró una disminución respecto de la primera encuesta, el número sigue siendo alarmante: 86.6%. Esto nos recuerda que la magnitud de la crisis no debe ser subestimada, y todas las medidas que se adopten para mitigarla (legislación, política pública, modelos de negocios y prácticas empresariales) deben estar exentas de la visión cortoplacista y oportunista que, desgraciadamente, se hace presente en las crisis económicas cíclicas, como moscas en la fruta. En esta ocasión, la ética económica no es un tema de solidaridad sino de supervivencia mutua, de equilibrio global.

El segundo dato a tomar en cuenta, revelado por la encuesta, es que el 99.8% de las unidades económicas registradas en el país son micro, pequeñas y medianas empresas. El corolario de lo anterior, es que los principales apoyos que deben otorgarse por parte del gobierno, la banca central y la banca múltiple, son la las pymes, tanto por su representatividad en la actividad de los distintos sectores, como por ser los mayores empleadores de la población (por mucho). Lo anterior viene a cuento por los desvergonzados lamentos de uno que otro cabildero de grandes transnacionales, rogando por subsidios y condonación de impuestos, como si esa fuera la receta para que el país entero saliera de la crisis. No es así. De hecho, casi todas las empresas grandes en México, conscientes de la radiografía productiva nacional, han sido razonables y empáticas con sus trabajadores, y han aceptado la urgencia de las medidas extraordinarias que el gobierno federal y los gobiernos estatales han tomado en este período crítico. Como en todo, hay lamentables excepciones, pero es positivo que sean eso, anomalías en el mapa empresarial mexicano.

Como se esperaba, el mayor impacto en cierres de negocios ocurrió en el sector de los servicios y en la manufactura. Los primeros, debido a que fueron los que primero cerraron y los últimos en reabrir (muchos de ellos siguen operando a la mínima capacidad, cuando no cerrados del todo); los segundos, los de manufactura, por la enorme dependencia que tiene la actividad con la demanda exterior estadounidense que también se paralizó por completo. Es un momento difícil, en el que millones de personas perdieron su modo de sustento, y muchos otros su patrimonio construido a lo largo de años. Pero hay datos alentadores; el emprendimiento ha estado presente en al país incluso en los peores meses de la pandemia, y el INEGI reporta que en un periodo de 17 meses nacieron 619 mil 443 nuevos negocios. No es una cifra triunfalista, pues cerraron sus puertas definitivamente más de 1 millón, pero es importante destacar que el dinamismo económico no se frenó del todo como en otros países, y es previsible que la recuperación se sostenga y mejore en 2021. No quiero finalizar sin subrayar que de las 4 entidades en las que más se crearon empleos, 3 son estados pequeños, con una representación del PIB nacional menor al 2%: Tlaxcala, Hidalgo y Morelos. Conviene estudiar a detalle sus planes de recuperación económica, y compartir experiencias.

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