Opinión

Que Dios nos agarre confesados

martes, 8 de diciembre de 2020 · 18:11

Twitter: @marisahurtadom

Si te han emocionado o hartado las intensas situaciones que hemos vivido en México y en el mundo durante este 2020, espérate a saber qué se viene para 2021, año en el que ojalá se mitiguen los estragos de la pandemia ocasionada por el virus del COVID-19, con la llegada de la vacuna; en donde Donald Trump dejará de ocupar la silla presidencial, cediéndole el paso al demócrata Joe Biden; y en México habrá 15 elecciones para gobernador, se renovarán las 500 sillas de la Cámara de Diputados, y se elegirán a 1,063 diputados de 30 congresos locales y 1,926 ayuntamientos en 30 estados.

Sobre la vacuna contra el Coronavirus, en diferentes partes del mundo se han anunciado los planes de vacunación, incluyendo a México, donde, el día de ayer, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, presentó la Política Nacional de Vacunación contra el COVID-19 e informó los pasos a seguir en el proceso para su implementación, reiterando que ésta será universal y gratuita. 

A pesar de las “buenas noticias”, es importante señalar que nuestro México lindo y querido, se enfrentará a un período gélido, marcado por una contracción de la economía nacional, que se conjuga con el hecho de que la mayor parte de empresas y sectores están atravesando momentos volátiles, pues a casi siete meses del confinamiento y con las alarmas puestas ante los rebrotes, la conversación esta centrada en la reactivación económica.

Por otro lado, con la toma de posesión de Joe Biden en enero, será fundamental observar como se empieza a desenvolver la relación México-Estados Unidos, sin quitar el foco en tres factores principales: 1) la necesidad de ocupar los mecanismos de política económica y de coordinación binacional para hacer frente a las consecuencias de la crisis sanitaria global; 2) cambio de gobierno, lo cual implica un cambio en las políticas públicas y donde quedará rota la complicidad tácita de Trump y AMLO; y por último el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París lo cual significa una regulación extraterritorial que pondrá en aprietos a México, pues al final nuestra política energética tiene como piedra angular el carbón y el petróleo.

Asimismo, empieza un proceso electoral de magnitudes históricas en nuestro país, donde nuestros ambiciosos políticos una vez más harán uso de su talento maquiavélico para saciar su necesidad de poder, manejándose de manera fría, calculadora y astuta, con tal de conseguir sus propósitos, sin importar a quien afecten en el proceso, y sin que sea el bienestar del país, o de los ciudadanos, su objetivo principal.

Finalmente, el efecto de los cambios políticos, económicos, y sociales, aunado al traslape de los tiempos electorales de nuestro país y de nuestro vecino del norte, alimentaran la incertidumbre y la tensión en muchos mexicanos. No obstante, es el momento de no ser pesimista y no sobrerreaccionar, enfocándonos en las fortalezas internas. Sólo así podremos hacer frente a los diversos obstáculos que el 2021 pondrá en nuestro camino y sino, que Dios nos agarre confesados.

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