Opinión

Cannabis y desarrollo sustentable

El cáñamo debe ser diferenciado y promovido como un producto que puede ser cultivado y fabricado lejos del estigma de la marihuana.
martes, 22 de diciembre de 2020 · 13:04

Twitter: @PaolaRodc31

De manera inevitable, llegaron los tiempos en que la humanidad tiene que tomar acción prioritaria a la creación de políticas de desarrollo sostenible, en base a un consumo responsable de los recursos del planeta y apelando a la conciencia colectiva sobre este consumo con la finalidad de generar impactos positivos y favorecer la vida en la tierra.

Mucho se ha evidenciado ya las numerosas bondades de la planta de cannabis, en este rubro de manera específica figura el cáñamo, un recurso renovable de rápido crecimiento, con un potencial sustantivo para sustituir productos basados en petróleo y  con aplicaciones industriales casi ilimitadas, que le han llevado a un nivel de industria por sus múltiples aplicaciones y por el hecho de que puede representar, una importante fuente renovable de materias primas; una alternativa sostenible para la ecología del planeta, y una nueva opción nutricional.

La estructura del cáñamo es el resultado de un proceso de domesticación que se remonta a miles de años atrás, con el objeto de sacar el máximo rendimiento de la planta de cannabis para producir aceites, fibras y celulosa, que a nivel industrial tienen múltiples usos y con una morfología que varía según sea el objetivo de su cultivo.

La industria del cáñamo tiene modelos de operatividad acorde al desarrollo y sustentabilidad del planeta, ejemplo de ello es la marca española “Hemper”  especializada en mochilas de cáñamo producidas a mano de forma sostenible en Nepal y que cuenta con el sello internacional de BCorp, un aval que mide la sostenibilidad de las empresas a través del impacto global que generan, mediante el análisis de aspectos como la cadena de producción, y el respeto al medio ambiente.

A medida que el movimiento global de defensa de las regulaciones legales sobre el cannabis ha sido difundido por el mundo, esta nueva perspectiva respecto de leyes, políticas y prácticas, abre nuevos espacios para la producción, comercio y uso del cannabis/cáñamo.

El cáñamo se cultiva con fines de extracción de aceite y celulosas, sus semillas y su aceite, poseen un alto valor nutritivo y es el elemento base en la producción industrial, ya que puede ser procesado en innumerables productos como biodiesel, jabón, cosméticos, pinturas y plástico biodegradable, además la fibra natural de los tallos, puede ser la base de productos textiles, ropa, lienzos, cuerda y materiales de construcción reciclables.          

En tiempo de crisis, ante el panorama económico que se prevé, el cáñamo debe ser diferenciado y promovido como un producto que puede ser cultivado y fabricado lejos del estigma de su prima hermana, la marihuana. Si bien es excesiva la “etiqueta” con la que ha cargado por largo tiempo la planta de cannabis, el obstáculo que impide el cultivo libre del cáñamo para producción resulta injusto.


El error histórico de emparentar al cáñamo con la marihuana y juzgarlos desde una misma perspectiva, ha entorpecido el desarrollo industrial de la planta, a la misma vez que ha obstaculizado la debida regulación a la luz de lo innecesario, es hora de delimitar correctamente los beneficios de la planta, es hora de romper con el estigma, de conocer y reconocer las verdaderas intenciones del activismo cannabico. Considerar en rubro aparte al cáñamo, es abrir la puerta a un desarrollo industrial y sustentable, con un impacto en materia de desarrollo económico y medio ambiente benéfico para nuestro país. No más prorrogas, es el momento de una justa y adecuada regulación.

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