Drogas 2020

Twitter: @jonasartre

La pandemia por coronavirus será sin duda el principal tema para reflexionar este año. En el caso de las tendencias generales sobre consumo, tráfico y políticas de drogas ha sido un periodo marcado por desafíos nunca antes vistos o exacerbados respecto al control local e internacional de drogas.

En primer lugar, en el entendido que las políticas de drogas son un complejo entramado de leyes, normas, planes y programas que controlan, fiscalizan, en algunos momentos persiguen el tráfico ilícito, regulan las sustancias psicoactivas de uso lícito, de forma local y global. En este espacio me daré a la tarea de pensar el binomio COVID-drogas.

Por ejemplo, en marzo de este año cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia global por coronavirus, al cerrarse algunos flujos de mercancías del mercado global, se interrumpieron los flujos de drogas ilícitas para el tráfico internacional, por lo que comenzaron a circular análogos sintéticos de opiáceos con mayor intensidad aunados a la ya grave crisis por sobre dosis que en América del norte está experimentando.

En segundo lugar, el primer confinamiento también significó nuevas barreras para el tratamiento y la posibilidad de que algunas personas desarrollaran, trastornos por consumo de sustancias, así como comprometer gravemente la salud de poblaciones vulnerables que viven con tabaquismo, usan drogas inyectadas, viven con VIH o Hepatitis C, que al estar comprometidos sus sistemas inmunológicos o respiratorios podrían tener una mayor facilidad de contagiarse de COVID.

Por lo que respecta a drogas lícitas, según datos de organismos de salud y notas en prensa, hubo una crisis por intoxicaciones derivadas de consumo de alcohol adulterado, así como un cambio en los patrones de su consumo, derivadas del encierro, así como un mayor uso de, analgésicos, antipsicóticos y ansiolíticos, provocados por el estrés, miedo o dolor que podrían estar enfrentando.

El nuevo entorno digital de las drogas

El año 2020 nos demostró algo. Que a través de la compleja pandemia por SARSCOV2 habría una primacía de la incertidumbre, el inevitable manejo de los riesgos asociados de un mundo globalizado y amplios desafíos de los entornos digitales. En este sentido el ámbito de las políticas de drogas han tenido amplios, desafíos impases.

Pongamos por caso el sistema internacional de fiscalización de drogas, donde este año acató el documento de recomendaciones para la reclasificación del cannabis de la OMS, para reconocer sus propiedades medicinales y al igual que muchas organizaciones o agencias internacionales, la Comisión de Drogas Narcóticas, sesionó este año vía remota.

Por otra parte, según el Observatorio de drogas de Europa, algunos datos de la encuesta global de drogas y reportes en prensa, el LSD, MDMA y el cannabis fueron sustancias que tuvieron una primacía en la elección de los usuarios regulares de drogas ilícitas. Siendo el contacto vía redes sociales, páginas de internet o mensajería los principales métodos que los usuarios tuvieron para abastecerse.

Por último señalaría,  que las medidas de distanciamiento social que se están implementando a nivel local son importantes para reducir la transmisión de enfermedades, pueden ser complicadas o contraproducentes para las personas en tratamiento, o con trastornos por uso de sustancias, porque limitan el acceso a reuniones de grupos de apoyo de pares u otras fuentes de conexión social. En este sentido, las reuniones virtuales y terapias a distancia pueden ser útiles para quienes tienen acceso a Internet, sin embargo las desigualdades se han acrecentado, aumentado la brecha tecnológica y en algunos casos problemas graves como el estigma y la discriminación siguen siendo la constante para personas usuarias de drogas que buscan o necesitan ayuda.

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