Opinión

Esencia de la democracia: aceptar la derrota

miércoles, 4 de noviembre de 2020 · 16:01

Twitter: @AGuerreroMonroy

La democracia -sistema perfectible en permanente construcción- tiene un elemento de incertidumbre muy férreo y se define en gran medida a partir de la aceptabilidad de la derrota. Admitir perder en una contienda resulta complicado siempre. Los contendientes (incluso cualquiera de nosotros como aficionados de un equipo de futbol o en un juego de mesa) están dispuestos a aceptar el triunfo.

No obstante, en un sistema democrático -y hasta en uno no democrático-, no resulta habitual aceptar la derrota, con carácter previo y posterior al momento incierto, que es esencial para la democracia. Las ofertas políticas al aceptar las reglas del juego reconocen la hipótesis de la derrota, lo cual elimina la incertidumbre a partir de la decisión de las y los ciudadanos.

Hace veintiún años, para ser exactos en 1999, el expresidente de España Felipe González dictó una conferencia magistral -con base en su amplia experiencia como político comprometido con la democracia- en la que reflexionó sobre la asimilación de la derrota electoral y sobre la cultura política y compromiso democrático que debe tener una sociedad para asimilarla. En el contexto actual de una reñida y cerrada elección en el vecino país del norte, vale la pena rescatar algunos de sus valiosos razonamientos.

“En una elección, los competidores se comprometen a competir no para ganar, sino para tener una igualdad de oportunidades en ganar o perder”.

“La democracia es afortunadamente el sistema mas imperfecto, porque los más perfectos son los totalitarios en donde todo es previsible”.

“Se dice que la democracia es el peor sistema su excluimos todos los demás”.

“Hay que crear las condiciones de la aceptabilidad de la derrota, las cuales viene dadas y exigen neutralidad institucional entre otras cosas”.

“El financiamiento a los partidos políticos debe ser transparente, austero y controlable”.

“La revolución tecnológica está cambiando los contenidos del poder político, incluso la estructura, la dimensión de la política y la estructura del Estado”.

“Los políticos seguimos discutiendo a nivel local, mientras la economía, las finanzas y la información se desarrollan a nivel global”.

“Un elemento básico en las democracias es una ciudadanía comprometida, en la que no sólo resulta necesario el conocimiento como resultado de la educación, sino también el compromiso cívico con el bien común”.

“Los fundamentalistas demócratas nunca les parece perfecto el sistema y ese fundamentalismo produce frecuentemente una alteración en la aceptabilidad de la derrota y de las reglas del juego”.

“Una democracia incluyente de la diversidad, de posiciones político-ideológicas y de diversas culturas (como la sociedad norteamericana), tiene que ser una democracia exigente contra el uso de la violencia”.

“En la democracia se gana por los votos y se renuncia a ganar por las botas (por la fuerza)”.

“El respeto al otro significa incluirlo en las reglas del juego, pero la legalidad democrática del uso de la fuerza se reserva al Estado y nadie más la puede usar”.

Al escribir estas líneas el escrutinio y cómputo de votos en Estados Unidos se desarrolla en un ambiente de incertidumbre política y desasosiego social. Como sabemos, el candidato (Biden o Trump) que logre los 270 votos electorales ganará la carrera y será el nuevo presidente de la vecina potencia. Se augura un crudo final en la Suprema Corte y la lucha se vislumbra larga.

Es deseable por la salud del sistema democrático estadounidense que el perdedor acepte su derrota y abandone una eventual narrativa de fraude, que su comportamiento político muestre lealtad constitucional y altura de miras. Así conviene a todas y todos. Lamentablemente los hechos y los dichos predicen que no será así.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc.

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