Opinión

Entre mandatarios como entre Naciones, respeto y soberanía

miércoles, 18 de noviembre de 2020 · 07:46

Twitter: @alexcamacho_m

La lucha por la presidencia de los Estados Unidos resultó ser una elección más reñida de lo presupuesto en las encuestas. Una vez que el conteo preliminar de votos señalaba como virtual ganador al demócrata Joe Biden, diversos jefes de Estado se anticiparon a felicitarlo sin esperar el pronunciamiento oficial de las autoridades de nuestro país vecino.

En el caso de México, el Presidente Andrés Manuel López Obrador expresó que desea esperar a que las autoridades de Estados Unidos emitan el resultado final para felicitar al ganador. De no ser así, el Primer Mandatario consideró que se actuaría de forma imprudente y contraria a los principios de la política exterior mexicana que “debe guiarse bajo los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos". La reacción de la oposición no se hizo esperar.

Sus críticos sostuvieron con rabia que la decisión del presidente traería graves consecuencias económicas para nuestro país. Algunos incluso exigieron a López Obrador felicitar al candidato demócrata sin argumentos más allá de su intolerancia y odio exacerbado. Este fue el caso de la senadora panista Kenia López, quien envió un tweet a Joe Biden pidiendo “disculpen al presidente de México, ya tendremos otro con más inteligencia”.

La posición de estas minorías es -como casi siempre- indefendible. Felicitar a un candidato no recocido por la autoridad competente, implica dar fe y validez a un gobierno por parte de nuestro país, lo cual es una clara transgresión a la doctrina Estrada que guía la política exterior mexicana.

El objetivo de esta doctrina es salvaguardar la soberanía de las naciones, así como evitar el intervencionismo y el colonialismo. En palabras de su fundador, el  ex canciller Genaro Estrada Félix: “México no se pronuncia en el sentido de otorgar reconocimientos, porque considera que ésta es una práctica denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso que sus asuntos interiores puedan ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes de hecho asumen una actitud de crítica al decidir, favorablemente o desfavorablemente, sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros”.   

Esta postura está incluso plasmada en el artículo 89 de nuestra Carta Magna, el cual establece que la política exterior debe guiarse por los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos. Mismos que hoy sigue el Presidente de México.

Esto debe quedar muy claro: el gobierno mexicano no puede celebrar el proceso político interno de otro país porque con esto se vulnera la soberanía de los ciudadanos de aquel país de elegir libre y autónomamente a sus gobernantes. Concretamente en el caso que nos ocupa, sería faltar al respeto al sistema electoral, a las instituciones estadounidenses, así como a los candidatos Joe Biden y Donald Trump, quien además alega un fraude en el conteo de los votos de la elección más disputada de los Estados Unidos.  

El criterio que hoy toma López Obrador en su papel de jefe de Estado es la correcta, ya que respeta la soberanía del pueblo de los Estados Unidos. Asimismo, y a pesar de las infundadas críticas internas, defiende y refrenda los valores de nuestra nación al mantener una posición neutral, apegada a la legalidad, que promueve el respeto y la igualdad jurídica de los Estados.

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