Opinión

Drogas y 1968

domingo, 4 de octubre de 2020 · 15:50

Twitter: @jonasartre

Los años sesenta fueron una época que marcaron un quiebre significativo dentro de la sociedad, la política y la vida cultural de occidente. En primer lugar, tres tendencias juveniles globales de la época: el rock, la cultura beat y el movimiento jipi, de algún modo tenían una relación con el uso de ciertas drogas en especial la mariguana y los alucinógenos. Ya sea para fines de experimentación personal, con fines visionarios o místicos e incluso creativos. El año de 1968 fue un eslabón dentro de un escenario complejo internacional, por lo cual hacer un recuento repensando la relación entre las drogas y el 68 es más que pertinente.

Siguiendo al escritor José Agustín, en su libro; La Contracultura en México, desde los años 50 cuando María Sabina apareció en la revista TIME, muchos jóvenes norteamericanos y los llamados jipitecas comenzaron a viajar o instalarse en lugares como Huautla, para consumir drogas, asunto reportado en la prensa nacional. En una nota del Excélsior de la época se leía: “la presencia de viciosos que, en medio de whisky y mariguana, buscaban hongos y llevaban dólares para pagarlo”. Entre 1968 y 1969 comenzaron a realizarse patrullajes por parte del ejército y la policía judicial donde arrestaban “melenudos” y en algunas ocasiones llegaron a encarcelar o deportar extranjeros, aunque los centros de “turismo sicodélico” siguieron en lugares más alejados.

2 de octubre y drogas

La mariguana en el movimiento estudiantil de 1968 tenía un carácter paradójico. El ala radical de corte maoísta o marxista de la época, condenaba el uso de cualquier tipo de droga viéndola como un ente que enajenaba y alienaba. Por su parte, el movimiento estudiantil más apegado a las tendencias progresistas, consideraba consumir mariguana como un acto de rebeldía o expansión de la conciencia. En este sentido, el arraigo histórico en el consumo por parte de clases populares y élites artísticas, así como el crecimiento poblacional, aumento en las matrículas universitarias y una vida juvenil robustecida en las ciudades, eran un aliciente para que la mariguana siguiera siendo parte de la cultura mexicana.

Después de los trágicos acontecimientos de la Plaza de las Tres Culturas, algunas organizaciones políticas se vieron marginadas u orilladas a la clandestinidad. La piedra de toque para la represión generalizada y sistematizada hacia la juventud, fue más intensa y reiterada a partir del llamado Halconazo y después del Festival de Avándaro, donde prácticamente ser joven significaba un riesgo de poder ser detenido y encarcelado. Además, con la radicalización de algunos grupos que optaron por la vía armada, se acrecentó la violencia política y convirtió en sospechoso a casi cualquier persona joven o disidente, en concordancia con la fuerte campaña anti comunista de Estados Unidos durante la guerra fría.

Según la literatura correspondiente al análisis del Régimen Internacional de Prohibición de drogas y como he sostenido en diversas columnas, la prohibición de drogas y la propaganda negativa sirvió para controlar y perseguir minorías étnicas y grupos disidentes. Por ejemplo, en el sexenio de Luis Echeverría, durante un mitin en el zócalo, la Confederación Obrera Revolucionaria (COR) la cual fungía como grupo de choque, alguna ocasión utilizó una manta que versaba: "Echeverría, presidente de la concordia"; "Los fósiles de la Universidad, lacra nacional"; "Los estudiantes drogadictos (cáncer para México)".

A 52 años de distancia de aquel mítico 2 de octubre, algunos políticos siguen estigmatizando el uso de drogas, condenándolas como un mal para la sociedad y la propaganda negativa se ha sofisticado pero sigue perene. Sin embargo, la sociedad ha cambiado y son quizá los usuarios públicos y activistas quienes han logrado construir una nueva ciudadanía psicoactiva. A manera de colofón, y dentro de la diversidad de movimientos sociales contemporáneos, mencionaría que, por primera ocasión un contingente del Movimiento Cannábico Mexicano y del #PlanTÓN420 acompañaron con plantas de la hierba verde, el acto solemne en conmemoración al 2 de octubre de 1968. Con la frase ¡REGULACIÓN YA! ¡2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA! Cuestión que desde mi perspectiva abona a la construcción de memoria histórica y de ciudadanía en alianza con diversos movimientos y actores sociales.

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