Opinión

Nuevas celebraciones

sábado, 3 de octubre de 2020 · 08:51

Amante del Buen Comer®
Twitter: @adelbuencomer

Soy una apasionada de mi cumpleaños, amo el día de mi cumpleaños. Contrario a lo que muchas personas hacen al “quitarse los años”, yo soy muy orgullosa de los años que tengo y cumplo, porque cada año ha sido una nueva aventura, miles de bendiciones, sabores maravillosos, momentos únicos y crecimiento personal. Cada año cuenta y por ello cada año lo celebro al máximo. Treinta y siete maravillosos años y contando.

Por lo mismo de mi euforia cumpleañera, cada año trato de celebrarlo lo más posible. Comidas, cenas, fiestas, cafés, viajes, carnes asadas… todo lo que sea compartir y celebrar entraba en el catálogo de festividades. Sin embargo, el 2020 decidió replantear todo esto y las grandes celebraciones están prohibidas, los viajes son riesgosos, las multitudes son focos de infección y en general, pareciera que poco se puede hacer.

Pero, como ya lo había comentado en columnas anteriores, el covid nos vino a poner un alto en el acelere desmedido de vida que tenemos, donde dábamos por sentadas tantas cosas, incluyendo las básicas, y donde todo pasaba sin detenerse a nada. La vida volaba y, a veces, ni cuenta nos dábamos.

Estos casi 7 meses de encierro nos han obligado a poner un alto para muchas cosas, entre ellas para reflexionar sobre lo importante de la vida y sus “pequeñeces” que en realidad son lo más grande que tenemos. Así es como planee mi festejo número 37.

Mi mañana empezó a lado de mis papás, en su casa, desayunando un delicioso huevito con frijoles, tortillas, aguacate y queso, un enorme plato de fruta como le gusta hacerlo a mi mamá y un juguito. En cualquier tiempo hubiera sido otro día más, otro huevo más, otro jugo más. Hoy se vuelve un cálido regreso al hogar, al abrazo de mamá, al apapacho de papá, un recordatorio de que los tengo vivos, sanos, ocurrentes y felices… ¡Para mí! Gracias vida por ello.

Por la tarde mi comida fue a lado de mi mejor amiga, 25 años de viajes, locuras, aventuras, comederas, descalabros y lecciones. Comimos pizza de pepperoni con queso ¿una más de los cientos que llevo en mi vida? ¡NO! Esta fue una pizza saboreada compartiendo un hermosísimo momento a lado de mi gran amiga, haciendo actividades para su bebé que nace pronto, riendo y disfrutando. Cada rebanada se fue directo al corazón. Gracias vida por ello.

Mi cena fue a lado de mi impar perfecto, mis hermanas. Un poco dudosas de salir, accedieron a mi capricho cumpleañero, buscando una opción que ofreciera medidas de seguridad. Mi maravilloso momento fue en Arango Cocina de Raíces. Si bien la vista fue espectacular (el mismísimo monumento a la revolución en colores patrios, secuelas del festejo nacional), la atención excelente y la comida maravillosa, poder volver a estar con mis hermanas en una de mis actividades favoritas de la vida, comer en buenos lugares, riendo, platicando, compartiendo, disfrutando y viviendo la vida, hacen de Arango hoy mi espacio favorito de reencuentro. Gracias vida por ello.

Así, al llegar a casa, mi agradecimiento a Dios fue mucho más fuerte que de costumbre cuando pareciera que hice cosas “comunes y corrientes”, porque en realidad ese día fue uno de mis más plenos, pues tuve a mis seres queridos más cercanos para brindar por la vida, porque a pesar de todo, mi corazón late más fuerte, es más amado y más bendecido. Gracias vida por ello.

Gracias queridos lectores por ser parte de mi felicidad en mi cumpleaños, pues escribir cada quince días para ustedes, me llena de emoción. Gracias vida por ello.

¡Buen Provecho!

Amante del Buen Comer

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