Opinión

López Obrador y la reivindicación de la historia oficial

martes, 20 de octubre de 2020 · 18:11

Twitter: @alexcamacho_m

El pasado sábado 10 de octubre, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, envió una serie de cartas a diferentes naciones europeas con el objetivo de obtener códices, objetos y documentos de la historia mexicana para exponerse en 2021, en el marco de los festejos por los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán y los 200 años de la consumación de la Independencia de México.

Asimismo, aprovechó la ocasión para dirigir una carta al Papa Francisco, en la que hizo un llamado a la Iglesia Católica y a la Monarquía Española para:

“Ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios por las oprobiosas atrocidades cometidas en su contra desde la Conquista de 1521 hasta el pasado reciente”.

Aunque muchos de sus críticos sostienen que este es un acto patético y carente de sentido, su exigencia es legítima y necesaria. La petición implica mantener viva la visión de los “vencidos”, de aquellos que fueron dibujados por la historia oficial como “bárbaros”, “despiadados”, “atrasados” y que gracias a la conquista fueron “civilizados”. Porque el 12 de octubre América no fue descubierta, fue invadida y saqueada.

Al tergiversar la historia se han justificado las injusticias contra los pueblos indígenas y los pueblos afrodescendientes de México, así como el despojo de sus tierras y el saqueo de sus bienes por obra de la espada y la cruz. La conquista de los pueblos originarios de nuestro país no es un tema que deba quedar en el olvido: Ese es el mensaje del Presidente.

Porque bajo la misma consigna, el despojo, la violencia y la discriminación contra estas comunidades han sido constantes aún tras la caída del virreinato de la Nueva España. Estos crímenes humanos se han extendiendo en el México Independiente y llegan hasta nuestros días. López Obrador tiene razón al afirmar que el propio Estado Mexicano debe acercarse a los diferentes pueblos indígenas y afrodescendientes no sólo para ofrecer perdón, sino garantizar justicia histórica por todos los atropellos del pasado.

El racismo y la discriminación que surgieron en la colonia debe ser erradicados. En nuestro tiempo no hay lugar para quienes buscaron normalizar estas conductas, no cabe tampoco la amnesia colectiva para justificar las injusticias y las desigualdades.

El fin último es simple, no es burdo ni forma parte de un circo político, es revindicar el papel y la grandeza de la herencia indígena. En este marco, la carta del Presidente busca sumarse a las demandas que desde otros frentes han exigido diferentes pueblos indígenas, asociaciones civiles, el EZLN, el CNI, así como instituciones nacionales e internacionales en aras de garantizar y hacer valer la autonomía y los derechos de los pueblos indígenas de México, de aquellos que por casi 500 años han sido marginados y vulnerados.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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