Opinión

La Agenda 2030 y el presupuesto 2021

jueves, 1 de octubre de 2020 · 10:02

Twitter: @Marioliva4

A mediados de septiembre, México con acompañamiento del PNUD, colocó el primer “bono soberano sustentable” en el mundo, por 750 millones de euros, para cumplir con las metas de la Agenda 2030, a cuyos objetivos se ha alineado el PND 2018-2014.

Es, sin duda, un instrumento innovador para allegarse de recursos en forma de deuda pública para financiar proyectos que se alinean con los 17 objetivos de la Agenda 2030 entre ellos pobreza, hambre, educación, igualdad de género, energía y cambio climático. El bono se pagará a 7 años y se presume que tiene tasas competitivas. La SHCP declaró que este bono ya estaba contemplado en el presupuesto 2021, por lo tanto, dentro del 12% de los ingresos proyectados por contratación de deuda en el presupuesto 2021.

Mientras eso sucedía a nivel internacional, donde nuestro país siempre ha destacado a la hora de impulsar la agenda de desarrollo, a nivel nacional en las propuestas para el presupuesto 2021, se cocina la desaparición de 109 fideicomisos, que ya de por si veían disminuido su presupuesto, debido a el uso indebido de recursos que algunos fideicomisos representaban. Sin embargo, los fideicomisos son instrumentos que aseguran fondos a largo plazo para temas específicos como la prevención y atención de desastres naturales, como el FONDEN, el Fondo de Cambio Climático o el de reparación del daño a víctimas de la violencia en el país mediante el de Fondo de ayuda, asistencia y reparación integral a víctimas.

Desaparecer estos fideicomisos no sólo pone en riesgo la posibilidad de contar con atención inmediata u oportuna, viola diversas leyes, o vulnera directamente los derechos humanos de las víctimas, brinda a discreción de la administración, la posibilidad de utilizar esos recursos para los proyectos prioritarios que están destinados a fracasar por su falta de visión a futuro como Dos Bocas o el Tren Maya.

Es sumamente hipócrita entonces colocar bonos soberanos destinados a la consecución de la agenda 2030 que busca entre otras acciones contundentes en temas como el aumento de proyectos de energía renovable o apostarle a la igualdad de género, y al mismo tiempo destinar la mayor parte de los recursos a proyectos que van en contra el espíritu de la Agenda 2030, cuyo objetivo es justamente alcanzar el desarrollo sostenible en medio de una crisis sanitaria, ambiental, económica y feminicida como a la que nos enfrentamos.

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