2020, la prueba de fuego para el mercado laboral
Sobre la mesa
Iniciamos un nuevo año y con él se renuevan los desafíos no sólo personales, sino colectivos. Este 2020 trae consigo muchos retos para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia laboral, el primero y quizá más importante por todo lo que está en juego es la implementación de la reforma del primero de mayo de 2019.
A diferencia de los cambios al modelo de justicia penal, la transformación de la justicia laboral tiene que realizarse sí o sí, el T-MEC depende en gran parte de ello y una de las demandas de Estados Unidos para negociar el tratado fue mejorar no sólo las condiciones de los trabajadores mexicanos -como el salario mínimo-, también transitar a una resolución de conflictos obrero-patronales más eficaz.
A lo anterior, hay que agregar que también el país vecino del norte demandó a México mejorar el sistema de democracia sindical. Es decir, establecer mecanismos claros para la designación de verdaderos líderes gremiales, acabar con los contratos de protección y esa industria de extorsión con la cual se han enriquecido tantas personas que “representan a los trabajadores”, sin dar golpe en la vida.
Más allá del clásico intervencionismo estadounidense, nuestro país necesita aprovechar esa coyuntura para mejorar su mercado laboral.
Durante muchos años las condiciones de los trabajadores como prestaciones y salario se degradaron, a partir de los años 70 México comenzó a privilegiar la inversión sobre calidad de vida de los empleados; eso que tanto ha calificado Estados Unidos como una competencia desleal porque los empresarios prefieren invertir en un país como el nuestro, donde la mano de obra es una “ganga”.
Este año se dio otro gran paso con el incremento al salario mínimo, hubo cautela y consenso para aumentarlo, al menos en 2019 el salario mínimo no influyó en la inflación, habrá que esperar cómo se comporta en este año. Lo cierto es que 2020 será clave para tener un mercado laboral de calidad para el trabajador, el gran protagonista de esta historia.
Por ello, la primera prueba de fuego para el Gobierno federal será la implementación de la reforma laboral en las 10 primeras entidades que integran la primera fase.
El nuevo sistema de justicia laboral tiene una gran apuesta: conciliación. Un recurso poco explotado en el actual esquema e incluso, se antoja utópico cuando las Juntas de Conciliación y Arbitraje tienen poco personal encargado de realizar conciliaciones.
Hay recurso suficiente para implementar la reforma laboral, de eso no queda duda. Pero resulta una carrera contra reloj, pues el gobierno y el Poder Judicial tienen hasta el 1 de octubre para capacitar y contratar más personal que, en primera instancia se encargue de conciliar los conflictos o bien, resolverlos en los Tribunales Laborales, en caso de que estos se judicialicen.
Por otra parte, el 2020 también será un año en el que ya se tienen que ver acciones concretas y lo más importante, un cambio en la tendencia de precariedad laboral.
En 2019 vimos mucho interés del gobierno, en especial de las autoridades laborales por mejorar las condiciones de los trabajadores. Sin embargo, hay pocas acciones aterrizadas.
Es decir, hemos tenido muy buenas ideas en el papel, pero no lo mismo en la práctica. Este año eso tiene que cambiar, pues a las cifras nos indican que cada vez hay más trabajadores en condiciones precarias y más tránsito hacia la informalidad.