De geopolítica y poder

lunes, 6 de enero de 2020 · 02:00
Twitter: @IngridScarlett

¿Tenemos Tercera Guerra Mundial?

Sun Tzu nos heredó en su libro El Arte de la Guerra, uno de los tratados de estrategia y filosofía más relevantes, aplicado por algunos de los grandes conquistadores como Napoleón o Mao Tse Tung. Sus líneas y párrafos expresan el conocimiento del actuar humano para el manejo de la guerra y/o confrontación. Dicha sabiduría menciona que “la mejor victoria es vencen sin combatir” esta distinción hace la diferencia entre un hombre prudente y otro ignorante. El 2020 no ha traído paz y alegría para algunos y este es el caso del presidente Trump que en medio de un proceso de impeachment y el asesinato del General Soleimani en Bagdad, ha hecho levantar las banderas rojas de los iraníes, pues estas acciones geopolíticas han sido posiblemente interpretadas como un acto de guerra. En geopolítica no hay enemigo sino intereses. El conflicto entre EE.UU. contra Irán es producto de la conformación de un nuevo escenario en la configuración geopolítica del mundo, se disputan bloques de poder del sistema hegemónico dominante. Ahora nos trasladamos hacia una geopolítica mundial de multipolaridad, las potencias y demás países se confrontan y en este proceso se da pauta al desarrollo de nuevos bloques de poder de Estados-Nación, que tienen la capacidad de ampliarse como nuevos sectores de poder en sus regiones. Tal es el caso de China y su exponencial crecimiento, no estaría de más analizar si nos encontramos ante una transición geopolítica que deje atrás un mundo unipolar y traslade el eje hacia oriente, esto cambiaría la cosmovisión y valores del mundo. Por ahora, EE.UU. sigue mostrando supremacía en su capacidad económica y militar. Por lo tanto, el conflicto con Irán, no representa hasta ahora una tercera guerra mundial, dudo que existan ataques directos a EEUU y sus aliados, los iranís saben que sería prácticamente una guerra asimétrica donde ellos tienen desventaja, sin embargo en geopolítica nada está escrito. Más que una guerra, este conflicto es una lucha directa por el poder del sistema mundial y supone el fin de un anhelo posmoderno de gobernanza generalizada.