¡A callar!

jueves, 30 de enero de 2020 · 02:00
Twitter: @HigueraB
La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad.
-Liu Xiaobo. Defensor de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz en 2010. El martes 28 de enero se leía en la primera plana del diario Reforma una noticia profundamente preocupante: el analista y académico Sergio Aguayo fue condenado a pagar 10 millones de pesos al “afamado” político priista Humberto Moreira o se le embargarían sus bienes y se rematarían para reparar el honor y buen nombre del demandante. Todo por emitir su opinión en una columna como la que lee usted en estos momentos. ¿Por qué debe  importar esto en un país que se encuentra sumergido en una crisis del sistema de salud, otra con los migrantes en la frontera sur, que rompió el récord de violencia de todos los tiempos y se encuentra en un marasmo económico? Fácil, importa porque si se sigue acallando la libertad de expresión y de análisis en los medios de comunicación la información experta y el análisis profesional de los formadores de opinión no llegara a usted ni a nadie. Verle la cara y engañarlo a usted y la democracia se facilitaría enormemente. Uno de los factores más importantes de ser ciudadano es el derecho a recibir la información de toda fuente y toda corriente ideológica para formar su opinión y, con ella, presionar a los gobernantes a favor de las cosas que nos importan, que afectan nuestro presente y futuro como sociedad.
No importa si Aguayo es de una corriente de pensamiento u otra, es su derecho humano expresarse sin miedo a represalias, al igual que cada uno de nosotros, mientras no recurra al discurso de odio o la discriminación de algún tipo.
Esto es algo que se encuentra consagrado en nuestra Constitución, ni más ni menos. El requerimiento del juez 16 de lo civil de la CDMX consolida un acto de descaro y cinismo, un ataque a las bases de la libertad que se debe gozar en una sociedad democrática. Y si usted, lamentablemente, es de los que piensa que el columnista “algo habrá hecho” para merecerlo, déjeme enseñarle lo fácil que podría ser extender esto a casi cualquier columnista, formador de opinión o analista. Los ejemplos que cito a continuación  se basan en la semejanza con las frases y planteamientos que  se consideraron condenables en tribunales, de acuerdo con lo reportado. Todos estos textos, si nos basamos en el caso Aguayo, podrían afectar el honor de políticos, intelectuales y personas que son mencionadas en los espacios de análisis, haciendo responsables legalmente a los escritores. Por razones de espacio  y derechos de autor no puedo reproducir textos completos, pero creo que estos fragmentos darán una idea clara del punto:
  • Si a Nicolás Maduro le hablaba un pajarito, a AMLO le habla un Benito Juárez que sigue pensando que este país es el mismo de la época de Reforma. (Alfredo Godínez en Gluc)
  • El proyecto de atención anunciado, aunque suena ambicioso es tramposo, poco claro, confunde y simplifica términos como: rehabilitación, terapia, reducción de daños y mantiene un orden patologizante y estereotipado del consumo de drogas. (Héctor Joel Anaya en Gluc)
  • Y a diferencia de antaño, cuando Octavio Paz ponía orden conceptual entre los suyos, ahora nadie dice nada. Todo es coser (malas explicaciones) y cantar (mentiras) impunemente. (Gibrán Ramírez Reyes en Milenio)
  • El “Apóstol de la 4T” (como se autodefine) trabajó, antes de llegar a la Segob, en la Administración General de Aduanas. Ahí, donde pasan muuuuchas cosas. Me dijo una persona cercana a Andrés Manuel que algo no está bien, precisamente en aduanas. (Elisa Alanís en Milenio)
  • Tienes que ser muy mezquino para echarle montón a un padre que exige medicinas para su hija con cáncer… O, de plano, muy idiota para creerse el cuento de que los papás, de que las víctimas de la violencia y sus llantos y su desesperación son, en secreto, un parto ideológico y malogrado del expresidente Calderón y los conservas que no quieren perder sus privilegios. (Luis Cárdenas en El Universal)
  • Así que, antes de meterse a “chicharroneros” valdría la pena que los funcionarios del gobierno federal entendieran un poco más cuál es el papel y la responsabilidad que tienen en sus cargos. No vaya a ser que, de sacrifico en sacrifico, nos lleven a todos al matadero. (Salvador García Soto en El Universal)
  • Desde su inicio, el gobierno municipal de Hermosillo presidido por Célida López Cárdenas ha actuado con un alto grado de opacidad, simulación y un tufo a corrupción. (Aáron Tapia en El Soberano)
  • La chachalaca nos falló. No nos equipó ni nos permitió crecer. (Ángel Pazos en El Soberano)
Cada una de estas opiniones es válida y respetable. No importa si comulgamos con ellas, eso es lo que se debe preservar. Como pueden ver, si continuamos por este camino, donde la libertad de expresión y el análisis son criminalizados, nadie podría decir o denunciar nada. Olviden las diatribas contra Fox, AMLO, EPN, FCH. Las denuncias contra la corrupción y abusos presentes, pasados y futuros serán cosa de la memoria y el miedo reinará como línea editorial. La prensa como contrapeso dejaría de existir. Esto sin duda afecta a los usamos la pluma pero al final a usted lo dejará sin información para defenderse, desnudo y a mitad del desierto. Se construirá un México donde la gente corrupta y sin escrúpulos ordene: “¡a callar!”