Los derechos humanos en tiempos de la 4T

viernes, 24 de enero de 2020 · 02:00
Twitter: @CLopezKramsky Desde el inicio de la presente administración federal se vislumbraba que este gobierno pondría muy poco interés en la labor de garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y, mucho menos, en expandirlos. Si bien un gobierno de “izquierda” daba esperanza de que en estos seis años habría, al menos, un crecimiento en el número, profundidad e intensidad de los derechos humanos reconocidos en México, pronto nos dimos cuenta de que no sería así y que, por el contrario, se está construyendo un régimen en el que los derechos humanos importan muy poco y estorban mucho. El presidente Andrés Manuel López Obrador encabeza un gobierno como el que no se había visto en muchos años: a través de mecanismos fraudulentos tomó por asalto la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que, el año pasado, le había dado una cálida bienvenida emitiendo una recomendación por las violaciones a los derechos humanos conculcados con la eliminación de las estancias infantiles. La CNDH le era incómoda y se aseguró, con su mayoría parlamentaria, de imponer ahí a un títere que no tiene voluntad ni voz propia, la señora Piedra Ibarra, quien se ha encargado de descabezar las visitadurías generales y, con ello, ha paralizado el trabajo de la institución. La CNDH hoy no existe. No ha aparecido en ninguno de los casos relevantes de violaciones a derechos humanos de los últimos meses, como tampoco asomó la cabeza en el primer aniversario de la tragedia de Tlahuelilpan, ni ha ejercido acción alguna respecto de la escasez de medicamentos que denuncian los padres de niños con cáncer; tampoco ha emitido juicio sobre la salvaje actuación de la Guardia Nacional en la frontera chiapaneca con Guatemala y no ha esgrimido siquiera una palabra sobre la crisis de atención médica generada por la desaparición del Seguro Popular y la entrada en vigor del INSABI. A la señora Piedra Ibarra le interesan otras muchas cosas, pero no los derechos humanos en México, y eso tiene una razón: a quien la puso ahí (el presidente López Obrador) tampoco le interesan esos derechos. En materia de atención a víctimas las cosas no han sido mejores. Durante casi todo el primer año de gobierno del presidente López Obrador, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) estuvo acéfala, dejando paralizada la institución y afectando con ello la poca atención que se brindaba a las víctimas de delitos y de violaciones a derechos humanos. En una serie de reportajes publicados esta semana en el portal Animal Político, se demuestra que la crisis en la CEAV es de grandes proporciones, pues los trámites son burocráticos, revictimizantes, y existe una tendencia a litigar en contra de las víctimas, con el objetivo de negar los derechos que están reconocidos en la Ley General de Víctimas. Es cierto, éstas no son prácticas nuevas, pues se generalizaron en el último periodo del ex titular de la CEAV, Sergio Jaime Rochín del Rincón, pero, los meses han pasado y no se ve mejora alguna. La nueva titular de la CEAV, Mara Gómez Pérez, ha iniciado una serie de reuniones con colectivos de víctimas del país, pero en redes sociales existen varias víctimas y grupos de víctimas, entre ellas algunas relacionadas con el doloroso caso de la Guardería ABC, que acusan que esta práctica es discriminatoria, pues se niega a recibir a todas las personas que solicitan una cita. Además, sin que exista información oficial, se ha conocido que la nueva comisionada solicitó la renuncia, sin respeto de los derechos laborales, de la totalidad de los servidores públicos en varias direcciones generales, con lo que se condena a la institución a empezar de cero. Sin duda alguna se necesitaban cambios en el grupo directivo de esa entidad, pero correr a todo el personal no puede ser una buena idea cuando se busca enderezar el rumbo lo más pronto posible. La 4T se ha encargado de destruir o terminar de liquidar a dos de las instituciones más importantes en la salvaguarda de los derechos humanos en nuestro país y aún faltan cinco años de gobierno. Esto es lo que debería preocuparnos y no una rifa en la Lotería Nacional.

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