Confirmado, México con poca salud

miércoles, 15 de enero de 2020 · 02:11
Twitter: @ChristianCB06 El 23 de mayo de 2019, escribí la columna intitulada México con poca salud publicada en este mismo espacio, donde detallé el grave riesgo de transitar a un esquema universal de salud sin una planeación estructural y financiera; asimismo, expuse que los grandes recortes que había sufrido el sector salud en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, afectaría la capacidad de respuesta en la atención médica durante ese año. Además, mencioné que esto no permitiría satisfacer plenamente el derecho a la protección de la salud de manera integral, debido a la falta de medicamentos, de equipamiento, de infraestructura y al retraso de los pagos a la nómina del personal médico. Posteriormente, el 7 de noviembre de 2019 en mi Columna La gobernabilidad difusa de la 4T, destaqué que la falta de crecimiento trimestral y muy probablemente anual del PIB, además de la falta de inversión iba afectar sensiblemente la real política social y la salud pública, donde la 4T había sustentado la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, INSABI, como su estrategia maestra para implementar el modelo en la gratuidad y universalidad de los servicios de salud para la población no derechohabiente. Indiqué que el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, CIEP, había proyectado una inversión del 3% del PIB aproximadamente para poder operar el popular INSABI y destaqué que, de acuerdo al nulo crecimiento del PIB en 2019, a la austeridad republicana, al complicado panorama social y económico que se auguraba en el 2020 difícilmente el PIB tendría crecimiento, y que el Presupuesto para este año fiscal sería insuficiente. Pero, aún con estas limitantes sustantivas el Gobierno de México impulsó las reformas correspondientes para que el INSABI iniciara a operar desde el 1 de enero donde la gran expectativa y panacea tocó rápidamente la realidad cruda y del deterioro en la que vive desde hace años la capacidad de respuesta del sector salud, donde la carencia en políticas de prevención, de atención, de medicamentos, de tratamientos y de operaciones quirúrgicas son muestra de la anemia operativa en la que vive la salud pública en México.
El esquema de gratuidad y universalidad que representa el INSABI carece de sentido social y hasta hoy es demagogia.
La ineficiencia y la desesperanza son la muestra de la incertidumbre en la que se encuentran 75 millones de personas que no cuentan con seguridad social, es decir, el 59.52% del total de la población que de acuerdo a cifras de CONAPO es de 126 millones de habitantes en México. Esta crisis de operatividad en materia de salud, se suma a las enfermedades que son un problema de salud pública y ponen en grave riesgo a millones de mexicanos y mexicanos, por ejemplo, datos de la OCDE indican que el 73% de la población padece de obesidad, la cual conjuntamente con el sobrepeso le cuesta anualmente el 5.3% del PIB a nuestro país. En cuanto a la diabetes, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019, realizada por el INEGI, señaló que en México hay alrededor de 8.66 millones de personas que han sido diagnosticadas con esta enfermedad. Con esto México es el primer lugar de los países que integran la OCDE con población diabética. El cáncer de mama es uno de las peores enfermedades que puede padecer una mujer y también el hombre. La Secretaría de Salud indica que del 2007 al 2018 se contabilizan más de 68 mil defunciones por esta enfermedad, con alrededor de 15.6 decesos por día. En el 2019, la cifra ascendió a más de 7 mil muertes. En enfermedades mentales, el Plan Nacional de Desarrollo 2019- 2024, señala que los trastornos mentales afectan a casi 30% de la población, y sólo una quinta parte recibe tratamientos. Por ejemplo, indica el INEGI que el 67.4% de la población de México tiene sentimientos de depresión alguna vez al año; el 9.7% los tiene diario; el 11.5% semanalmente y el 11.5% cada mes. Por sexo, el 37.8% de mujeres y el 26.8% de hombres padecen depresión; en rangos de edad, se destaca que los adultos mayores de 65 años padecen más la depresión; mientras los de 50 a 64 años lo tienen en un 40.3%; los de 30 a 49 años, con un 34.3%; de 15 a 29 años, 25.8% y de 7 a 14 años, con 14.6%. El INSABI nació con deformaciones técnicas, operativas y financieras, además representa un modelo centralista proclive a la corrupción, opacidad e ineficiencia que condiciona el funcionamiento de los servicios de salud en las entidades federativas, principalmente por el interés político y presupuestal. El debate debe radicar sobre que significa la gratuidad en términos reales, si se paga o no, pero, sobre todo el debate y las soluciones deben centrarse en que el INSABI sea socialmente accesible, efectivo y de calidad, ya que la población de México en sus diferentes edades está enferma, con padecimientos o muy proclive a contraer alguna enfermedad crónico – degenerativa donde las consecuencias son el deterioro de la vida o en el peor de los casos, la muerte. Aunado a lo anterior, para quienes tenían seguro social, pero se quedaron sin trabajo por la austeridad, deberán acceder al INSABI, pero sin empleo ¿cómo pagarán las cuotas, los medicamentos o cualquier otro servicio que el INSABI no proporcione? Como dato el IMSS indicó que el 2019 las altas al seguro social cayeron un 48.2%, es decir, sólo se registraron alrededor de 342,077 plazas laborales, con lo que este año se convirtió en el más débil en materia de generación de empleos desde el 2009, donde el mes de diciembre cerró como el mes con más despidos o puestos cancelados que asciende a más de 382 mil, ósea que en un sólo mes de desempleo superó a la generación de empleos de todo un año.

Consideraciones

Se confirma que México tiene poca salud, porque las actuales políticas sociales y de salud, ponen en riesgo a quienes tienen seguridad social y a los que no, porque es evidente que la falta de medicamentos, de personal médico y la endeble infraestructura médica que ofrece el sistema de salud y el INSABI no son los adecuados. Se confirma que México tiene poca salud, por la mala planeación estructural y financiera para transformar el esquema de salud pública a uno gratuito y universal. Se confirma que México tiene poca salud, porque estamos frente a una crisis de salud pública de obesidad, diabetes, cáncer y enfermedades mentales que durante décadas las políticas implementadas no han encontrado la forma de prevenirlas y atenderlas oportunamente.
Se confirma que México tiene poca salud, porque se pierde tiempo valioso en decisiones políticas y debates estériles...
Mientras la salud de las y los mexicanos se sigue deteriorando y siguen millones de familias sufriendo la pérdida de familiares a causa de una enfermedad mal atendida o diagnosticada. Se confirma que México tiene poca salud, porque tan sólo la obesidad cuesta por año el 5.3% del PIB nacional. Esperemos que haya sensibilidad social para que pronto las políticas de salud sean eficientes y de calidad, para ello el Gobierno de México debe procurar que el gasto de salud sea progresivo y no regresivo, porque sólo así estaremos en posibilidad de acceder a una igualdad social que tanto profesa la 4T.