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¿Por qué será que los últimos programas de liderazgo que se han creado ponen énfasis en el autoconocimiento? Pues porque éste se relaciona directamente con la capacidad para tomar buenas decisiones, coordinar y solucionar conflictos.

Bill George y sus colaboradores que reportan para el Harvard Business Review dicen:

“Los líderes auténticos enmarcan sus historias de forma que les permitan verse, no sólo como observadores pasivos, sino como individuos que aprenden de sus experiencias. Estos líderes se dan el tiempo para analizar sus experiencias y reflexionar en ellas”.

En este proceso crecen como personas y líderes.

Un líder que trabaja en su autoconocimiento a través de la valiente autoexploración de sí mismos, los hace más conscientes y empáticos. Así mismo, son capaces de usar sus redes de apoyo formales e informales para permanecer con los pies en la tierra esto significa que nunca se olvidan que son parte de un grupo de personas entre otras cosas y esto les da como resultado tener una vida más integral.

Comúnmente solemos pensar que nos conocemos muy bien pero en un análisis que ese hizo a 357 mil individuos se demostró que la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestras habilidades difiere de modo muy significativo con la valoración que los otros hacen de nosotros. Esto significa que evaluamos con poca precisión nuestras fortalezas y debilidades. ¿Cómo podríamos entonces saber de modo más objetivo quiénes somos? Según Anthony Tjan: 

1. Meditar

2. Escribir tus estrategias y prioridades

3. Hacer evaluaciones psicométricas

4. Consultar a nuestra gente más cercana

5. Pedir retroalimentación en el trabajo

El punto a enaltecer es, la importancia que tiene el autoconocimiento para nuestra labor como líderes pues como bien señaló Aristóteles, el autogobierno es una de las más valiosas virtudes que podemos cultivar. Cuando nos conocemos lo suficiente, podemos identificar qué cosas son las que nos llevan a perder el control, el juicio o el sentido de ubicación con respecto a nuestro equipo de trabajo.

Es por ello, que ser un buen líder conlleva a una búsqueda constante de sí mismo y saber identificar qué es lo que nos motiva realmente a llevar el timón en un equipo de trabajo. De lo contrario, lejos, muy lejos estaremos de ser verdaderos líderes pues un líder que busca dejar huella, es un líder dispuesto a reconocerse como un ser humano con todo lo que conlleva la propia condición humana. Así que ya saben, si en verdad quieren lograr sus objetivos y metas que han establecido en su trabajo, aprendan a saber quiénes son y eso los hará ser un buen líder.

 

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