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A lo largo de toda su vida, México ha sufrido de diferentes momentos tormentosos que han marcado su historia. Existe la percepción tanto al interior del país, como hacia el exterior, de que somos una nación tomada por la corrupción y la violencia, a veces sometida, a veces derrotada. Sin embargo, como mexicanos seguimos destacando por encima de otros países, porque sobrevivimos a todo y a todos, sin nunca perder nuestra esencia.

No voy a mentir, estamos viviendo un contexto sin precedente a nivel mundial, así como nacional, que a veces resulta difícil escribir cosas positivas. No obstante, siempre en estas fechas patrias es bueno recordar porque los mexicanos somos tan únicos y tan queridos, así como plasmar porque la mayoría de nosotros gritamos a los cuatro vientos que nos sentimos orgullosos de ser mexicanos.

Es irrefutable que ante el mundo, los mexicanos tenemos una personalidad que asombra y que invita a que quieran adentrarse en nuestra cultura. Nos distinguimos por ser festivos, calurosos, serviciales y arraigados a nuestras tradiciones. Sin embargo, personalmente creo que hay 4 características que hacen que un mexicano sea considerado “a toda madre”, las cuales son:

1) El mexicano no habla español, habla mexicano. Debe de ser horrible ser extranjero, aprender español, y venir a México para toparte con expresiones como: que pedo guëy, es neta, no mames, chinga tu madre, échate una chela, vámonos de peda, tengo una cruda que parecen dos, que onda chavo, esta chido, chale, que naco, que paso mano, mirrey, lobuki, a huevo, etcétera.

Nuestro léxico es tan basto, insuperable y magnifico que entra en toda una nueva categoría, y los foráneos no pueden negar que una vez que lo aprenden, nunca lo olvidan.

2) Nuestro sentido del humor es único. El mexicano se la vive riéndose y “chingando” a otros. Somos llevaditos y nos distinguimos por nuestro sarcasmo, “chistes locales” y sobre todo por nuestra incuestionable capacidad de alburear. Y es que el albur es más que una capacidad lingüística. Es una forma de arte que requiere agilidad mental, sutilidad, sarcasmo e indiscutiblemente saber incomodar al albureado.

3) Nadie echa fiesta como un mexicano. La fiesta es un deporte para el mexicano, es más, contamos con un famosísimo maratón llamado el Guadalupe-Reyes. Echar “desmadre” es todo un ritual para el mexicano que conlleva una precopa, bailar hasta la madrugada acompañado de varios tequilas, seguido de unos muy nutritivos tacos y cantando mariachi a todo pulmón hasta que alguien te mande a callar.

Asimismo, después de una desvelada épica, manejamos todo tipo de cura crudas que incluyen micheladas, chilaquiles, y un delicioso clamato que te devuelve a la vida para seguirla.

4) Somos amigos de todos. El mexicano es amiguero. A todo el mundo le ofrece su casa, en la fiesta platica con todos, se vuelve el alma del lugar, y acaba por decir que todo el mundo es su compa. Nos es inevitable salir a un lugar si terminar con un nuevo cuate que ya se sabe nuestra vida entera.

Éste último rasgo en especial aporta beneficios. Terminas siendo amigo de extranjeros que cuando viajas te reciben en su casa, otros te presentan galan@s, algunos te invitan un shot y sin duda cuentas con un nuevo amigo que cuando necesitas “paro” para entrar al antro, te ayuda.

Finalmente ser mexicano es un orgullo y un honor. Podemos quejarnos y repelar de nuestro país, pero al mismo tiempo nadie quiere a México más que un mexicano. Y nadie representa más lo increíble, inigualable e inmemorable que es nuestro país, que su gente.

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