Amante del buen comer®
Twitter: @adelbuencomer
Ya son más de 5 meses desde que oficialmente iniciamos el aislamiento. Ya son más de 5 meses desde que dejamos de convivir y disfrutar de los demás como lo solíamos hacer. Ya son más de 5 meses que nos pidieron evitar cualquier movimiento fuera de casa más allá del indispensable. Ya son más de 5 meses que vivimos la realidad de la pandemia y, tristemente, parece que esto no terminará pronto.
Como ya lo he compartido en espacios anteriores, si bien todos estamos en la misma tormenta, no todos vamos en el mismo barco. Con esta premisa lo que intento transmitir es que, si bien algunos tenemos la posibilidad de seguir en casa, trabajando desde ahí, sin más afectación que la del encierro, otros dependen de lo que sucede fuera del hogar, por lo que su ingreso, y con ello mucho de su bienestar, se encuentran supeditados a la interacción y el devenir de la vida fuera de casa.
Uno de estos grupos afectados por el encierro es el restaurantero. Dada mi pasión por el buen comer, y con ello la existencia de este espacio gastronómico, no velar por quienes hacen de mis experiencias culinarias, vivencias que reconfortan la vida, sería ser un poco ingrato e injusto.
Así, todavía cautelosa y una vez que las autoridades permitieron la reapertura de los restaurantes bajo ciertas restricciones, decidí visitar uno de mis favoritos de México: El Cardenal.
Una escala en mi querida CDMX, aunada a muchas ganas de revivir el gusto de ser bien atendida y comer delicioso, me llevaron a la colonia Nápoles a conocer la única sucursal que me faltaba visitar de este restaurante. La experiencia fue gratísima como de costumbre, los alimentos de calidad y la atención profesional y gentil. De lo que más me emocionaba de mi visita era comerme una deliciosa y esponjosita concha de vainilla, calientita, rellena de fresca y rica nata, acompañada por supuesto de un chocolate de agua, un jugo fresco de temporada y los huevos a la cazuela con frijolitos de la hoya que les quedan maravillosos.
Pero esta vez no les hablaré de la comida del lugar. En esta ocasión quiero centrarme en las medidas de seguridad e higiene que viví estando ahí, con el ánimo de que aquellos que puedan hacerlo, siempre bajo los cuidados necesarios y mientras las autoridades lo sigan permitiendo, asistan a los restaurantes a apoyar a este valiosísimo sector.
Desde la entrada, el uso de cubrebocas es obligatorio para todos (empleados y comensales), existen dispensadores de gel anti bacterial en la puerta y, además, en la plaza donde está el restaurante, se realiza una lectura de temperatura corporal antes de ingresar en ella.
Dentro del restaurante, todos los empleados usan cubrebocas y careta. Las mesas se encuentran bien separadas (pensaría que más de 2 metros entre una y otra), no hay mantelería ni cubiertos puestos y únicamente se colocan utensilios para el número de personas indicado por mesa. Las servilletas son de papel.
No hay menú físico. Una vez que todos están sentados, el mesero proporciona un código QR que cada comensal escanea con su teléfono celular, habilitando con ello la carta electrónica correspondiente al turno que se está atendiendo (en mi caso el desayuno).
Una vez con todas estas medidas, los platos van desfilando en las mesas con la misma calidad y servicio de siempre. A la hora de pagar, la preferencia es hacerlo con tarjeta bancaria para evitar el mayor contacto posible.
Si me permiten una sugerencia, para aquellos que les sea posible hacerlo, dejen más propina de la que normalmente estaban acostumbrados a dar. Pensemos que gran parte de los ingresos de los meseros y el equipo de cocina proviene de esta donación y que, dadas las actuales condiciones, menos personas visitan los restaurantes (e incluso hubo momentos en los que ni siquiera abrieron sus puertas). Pensemos que unos pesos menos en nuestra bolsa pueden hacer grandes diferencias en las de otros.
Así pues, mis queridos amantes del buen comer®, los invito a que, mientras las autoridades así lo establezcan y permitan, reactivemos a este noble sector que tantas alegrías nos brinda y que sin duda alguna hoy requiere de nuestro apoyo.
¡Buen Provecho!
Amante del Buen Comer®
Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc.