Actos de poder
Twitter: @Fercoca
Una foto del C-5 me explicó contundentemente la razón por la que México está en una grave crisis sanitaria.
Esa imagen muestra a decenas de automóviles en la caseta de la México-Cuernavaca esperando pagar el peaje. Esa fotografía es roja, por las luces de los autos en alto. Todos los carriles atestados en espera para entrar a la Ciudad de México.
¿De dónde venían los ocupantes de esos autos? ¿De Cuernavaca, Cuautla o Acapulco? Aún con el Semáforo de Riesgo Epidemiológico en color naranja, que implica el regreso de algunas actividades no esenciales con restricciones, ello se fueron a tomar un respiro.
Creo que los mexicanos, en este caso los que vivimos en la Megalópolis, aún no razonamos la gravedad de la pandemia del COVID-19. Nos movemos por el sentimiento de sentirnos encerrados, sometidos a una restricción de movilidad. Encarcelados en nuestras propias casas.
Los que se fueron de fin de semana, ¿se pusieron cubrebocas?, ¿mantuvieron la sana distancia?, ¿se lavaron las manos continuamente y llevaban su gel para las manos?
El grado de irresponsabilidad mostrado es mayúsculo. ¿Así respondemos a los trabajadores de la salud doctoras (es), enfermeras (os), personal de limpieza, administrativos que han arriesgado su vida, si no es que ya la perdieron, para atender a las víctimas del COVID-19?
Es decepcionante saber que la responsabilidad no está en nuestra cultura. Todos hemos padecido el rigor del encierro y de la inmovilidad.
Aún no razonamos las consecuencias de la pandemia. Nos aferramos a una “normalidad” que ya no existe y que jamás regresará. La vida ha cambiado y de los que ayer era cotidiano, hoy es inservible.
El trabajo desde casa, los traslados a la escuela, a la oficina, a la fábrica ya no serán igual. Tal vez debamos dejar los autos en las distancias cortas y regresar a caminar o a trasladarnos en bicicleta. Tal vez las fiestas y reuniones se acoten en participantes y que la sana distancia se quede para siempre.
Entiendo muy bien la desesperación de salir del encierro, pero entiendo mejor que si salimos, nadie nos garantiza la inmunidad de manada. Estamos en un proceso de selección natural. El COVID-19 se llevará (¿nos llevará?) a los más débiles.
Hemos criticado a la autoridad (Hugo López Gatell) de no atender correctamente la pandemia, pero la foto de la caseta de la México-Cuernavaca nos revienta en la cara que nosotros tampoco hemos hecho lo que nos toca. Irresponsables somos.
La Letrina. Esta semana México contará 50 mil mexicanos en la estadística de fallecidos por el COVID-19. Deseo que ninguno de los que estaban la caseta, y tampoco a las personas que en estos días tendrán contacto con ellos, se suma a las cifras de infectados o muertos por la pandemia.
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