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Parecería evidente, que, dentro de la política, para gozar de credibilidad y de autoridad moral, tanto en un plano individual, como en uno gubernamental, los políticos ostentarían una concordancia entre lo que dicen y lo que hacen.
No obstante, en la continua lucha para mantener el poder u obtenerlo, los políticos han optado por la contradicción. Ya sea en los discursos que dan para ganarse una candidatura, su decisión de voto sobre una causa a la que supuestamente apoyan, o simplemente en la información que presentan versus la realidad de las cosas.
En este contexto, existen infinidad de ejemplos que reflejan la incongruencia de los políticos, pero partiendo del escenario mundial actual, tomaremos los más recientes.
En el caso de México, la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 (Coronavirus), ha puesto al país en el ojo del huracán, ya que mientras las demás naciones establecen disposiciones y normas de precaución, y un paulatino regreso a la normalidad, aquí en pleno pico de contagio se retomaron las actividades económicas. Es como entrenar para un maratón por meses, y emborracharse el día antes.
Por otro lado, en Estados Unidos, observamos un par de contrasentidos. Tenemos la inconsistencia de la narrativa de Donald Trump sobre el asesinato de George Floyd, en el que sus declaraciones tenían un tono, mientras que su manejo de las protestas sociales fue completamente otro. Pero también ahora resulta sumamente interesante la guerra que está desencadenando contra las redes sociales como Twitter.
La paradoja es que, durante su campaña y la mayor parte de su mandato, las plataformas digitales han sido el mayor recurso para plantear su política. No obstante, éstas se han convertido en el enemigo de su agenda. ¿Cómo sucedió esto? Hace algunas semanas, el presidente de Estados Unidos despotricó contra el “voto por correo”, emitiendo falsas afirmaciones sobre que este mecanismo favorece el fraude electoral. En respuesta, Twitter (su campo favorito para desplegar su estrategia de desinformación) calificó dichos testimonios como engañosos y los editó poniendo al final de cada texto el enlace para conocer los hechos verdaderos sobre el “voto por correo”.
Finalmente, lo que muchos políticos y sus equipos fracasan en entender, es que la congruencia seduce mucho más. Que un político cumpla sus promesas, que su narrativa sea consistente y que lo que piensa vaya de la mano con sus acciones, pesa significativamente más, ya que la realidad es que en el corto plazo puede que lleven la delantera sobre otros u obtengan lo que buscan, pero a la larga las mentiras y discrepancias los alcanzan, y las personas logran ver a través de la falsedad.