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De hecho, nuestras instituciones, sin duda para ir al grano, nuestra República solo cuida la forma pero en ella no se respeta el fondo, todo está al son de los intereses del momento, de la coyuntura política, de los negocios.
La manera como realmente las cosas se encauzan es en la avenida de la corrupción.
La solución está en que las instituciones y las normas que las estructuran sean cabalmente respetadas, y así los funcionarios estén en cumplimiento y debidamente supervisados.
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La realidad en el funcionamiento de nuestras instituciones es que la perversidad se funda en la lealtad al jefe y la poca o nula supervisión que éste ejerce. Todo es tolerancia a cambio de la incondicionalidad y la genuflexión política.
Nuestro supervisor institucional más importante es la Cámara de los Diputados y esta no funciona, está a merced del Grupo Parlamentario mayoritario y las cosas se agravan cuando el Ejecutivo es también su líder político.
El supervisor superior debe ser la ciudadanía organizada de manera vigilante en tantos temas como el orden público lo haga necesario, el medio actuante de esta opinión pública es la democracia siempre como el fiel superior de la política en nuestro país.
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Una de las más importantes funciones de los Diputados es debatir y finalmente aprobar el Plan Anual de las Finanzas Públicas, esto es como se obtendrán los ingresos y cómo se utilizarán los mismos, sin embargo hasta hoy en toda nuestra historia los presupuestos se gestan por el Ejecutivo a través de su Secretaría de Hacienda.
No tengo duda, la República es la forma y la transparencia fiel gendarme. La corrupción es la profesión de sus enemigos fincados en el dinero y la necesidad.
Hoy estamos entre la pandemia, la economía y un gobierno que no atina a qué hacer. La República está débil, son tiempos de incertidumbre que reclama rumbo.
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Los ciudadanos debemos proponer a los mejores hombres y mujeres para que integren a la siguiente legislatura, la 65, que será electa el próximo año 2021.
Exhorto a los partidos políticos para que presten sus logos electorales a la ciudadanía.
Qué el México de hecho encauce su destino, restauremos la República.