Sobre la mesa

Twitter: @gerardohdz_p

Después del coronavirus ¿habrá memoria? ¿Recordaremos a detalle? La pregunta no es general, pero es lo que deberían estar reflexionando algunos patrones y líderes de sindicatos en relación con los trabajadores.

Si bien es cierto que habrá un impacto económico una vez que el coronavirus ceda, en algún momento todo regresará a la normalidad. Cuando todo esto pase, los trabajadores se acordarán de lo que hizo o dejo de hacer la empresa por ellos.

Algunas empresas tuvieron que recurrir a medidas extremas como recortar sueldos en acuerdo con los trabajadores o disminuir la plantilla para resistir la baja en ventas o producción, pero una buena parte tomó estas decisiones como primera alternativa, cuando hay un sinfín de opciones que se pudieron haber implementado antes de llegar a la disminución de salario o de personal.

Sin duda, las decisiones que ha tomado cada empresa para resistir el impacto del coronavirus dicen mucho del lugar que ocupan sus empleados realmente.

Y en lo que no han caído en cuenta aquellos empleadores que han intensificado las malas prácticas patronales, es que después de todo esto habrá memoria.

Lo que no han dimensionado los patrones que han abusado de la situación para despedir gente y ahorrarse unos pesos -porque a veces el chiste es no perderle al bolsillo propio- o bien, para recortar sueldos sin antes replantear planes de inversión o quitar beneficios como vehículos o pago de telefonía para altos ejecutivos, es que cuando el coronavirus no esté, los trabajadores se acordarán…

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Cuando todo esto pase, los trabajadores se acordarán si el patrón se ajustó el cinturón para aguantar con sus empleados o si prefirió el camino fácil, mochar sueldos y plantilla.

Cuando el coronavirus no esté, los trabajadores se acordarán si el patrón se preocupó por ellos y les permitió laborar desde casa o los obligó a seguir llegando al centro de trabajo, aunque las actividades se pudieran realizar en home office.

Cuando el coronavirus no esté, los trabajadores se acordarán si el patrón los trató bien o le valió lo que pasara con ellos.

Cuando el coronavirus no esté, los trabajadores se acordarán si el patrón decidió despedirlos, sin pagarles liquidación y obligándolos a firmar una renuncia.

Cuando el coronavirus no esté, los trabajadores se acordarán si la empresa tomó las medidas necesarias para salvaguardar la salud de todos o los expuso aún más al contagio.

Cuando el coronavirus no esté, los trabajadores se acordarán si el sindicato los defendió o los dejaron solos ante los abusos que se presentaron.

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Cuando el coronavirus no esté, los trabajadores se acordarán y mucho de todo lo que pasó, de cómo actuó la empresa y cuáles fueron las primeras alternativas que tomó para resistir el impacto del Covid-19.

Sin embargo, la memoria no sólo debe estar presente en la parte laboral, también en la social.

Después del coronavirus, debemos recordar como sociedad quiénes fueron los empresarios que siguieron obligando a trabajar a sus empleados, aunque su giro no fuera esencial, con tal de no perder dinero.

Después del coronavirus debemos recordar que en nuestro país un futbolista gana millones al mes y un chófer de transporte público, una persona de limpieza o un barrendero, a penas el salario mínimo y son aquellos puestos con los sueldos más bajos quienes se estuvieron rifando en la calle durante esta contingencia para que la economía no se paralizara por completo.

Cuando el coronavirus no esté, debemos tener presente que la solidaridad debe ser parte de nuestra vida cotidiana y no sólo algo propio de las tragedias. Cuando el coronavirus no esté, habrá memoria… debe haber memoria.

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