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Hace apenas un año trabajé en un medio financiero cuyas oficinas están en la conflictiva zona de Santa Fe, en CDMX. Una de las grandes quejas de quienes nos desplázabamos diario a ese lugar era la complejidad de llegar ahí. “Es Mordor”, sentenciaron varios miembros de la redacción.

Hoy, apenas unos 12 meses después de esa discusión, quisiéramos poder hacer ese trayecto, aunque fuera solo por una ocasión a la semana. Las medidas de distanciamiento social, apodadas en México como ‘Susana Distancia’, nos obligan a varios al confinamiento para reducir la propagación del coronavirus, que tiene en jaque a la mayoría de las naciones del planeta.

Hoy, más allá de una reflexión económica o del sistema político, que he venido haciendo en semanas anteriores, quiero hacer un llamado a la esperanza, esa que hoy se ve mermada ante la incertidumbre y la ansiedad de quienes ya cumplimos un mes de encierro y tendremos que enfrentar uno más. Esa esperanza que miles de mexicanos creen haber perdido junto con su empleo, que cedió ante el COVID-19.

La fe de ‘que todo estará mejor’ en un futuro no se puede dejar morir. Estamos viviendo en tiempos interesantes, pero que traen consigo una complejidad que se traspola a lo emocional. Muchos han tomado este tiempo como oportunidad para la reflexión y, otros tantos, como un espacio para mejorar la convivencia con su familia.

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Tenemos que estar alerta. La disminución de nuestra actividad también tiene consecuencias en el bienestar. Por ejemplo, hay personas que decidieron abocarse al consumo de alcohol y otras sustancias sin medir que, en el corto o largo plazo, podrían desarrollar un tipo de dependencia.

Asimismo, la importancia del ejercicio es vital. Aunque muchos luchan con adaptar los espacios de su domicilio para poder realizar actividad física, otros tantos rehuyen por ‘pereza’ o por ‘falta de gusto’. Ojo, la reducción del movimiento implica también mayor acumulación de energía que se traduce en aumento de peso.

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Más allá de la estética, mantenerse en un peso adecuado resulta también imperioso para prevenir enfermedades crónicas y el propio coronavirus, que ataca más a quienes padecen diabetes, obesidad e hipertensión.

En esto estamos juntos, no pido que salgas con un negocio o con diez libros leídos de esto, sino en el mejor estado emocional para regresar a nuestra relativa normalidad cuando la cuarentena se haya ido.

#QuédateEnCasa

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