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Todos aquellos actos que son fruto de la autoindulgencia, y que además son egoístas, nos alejan de nuestra dignidad como seres humanos. Son un pecado contra lo que somos al nacer, contra nuestras capacidades, contra lo que podría ser este planeta si nos decidiéramos a actuar.

-Orson Welles

Quiero iniciar este texto agradeciendo profundamente a nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, por ser fuente inagotable de temas para comentar y analizar. Sin él esta cuarentena dentro de casa sería casi imposible de sobrellevar.

Y es que una vez más mostró su habilidad para generar temas inocuos y polémicas estériles que podrían ser trascendentales y profundas, pero en sus expertas manos se vuelven mucho ruido y ninguna nuez.

De nuevo controla la agenda. A través de espejos y sombras se adueña nuevamente del escenario.

El caso de esta semana lo constituye una denuncia sobre la escalada de ataques que los “contrincantes conservadores” han emprendido en contra del proceso de transformación y para mantener el régimen de corrupción neoliberal. El arma secreta son ahora futbolistas, pseudo estrellas pop y comediantes famosos, dijo.

Por irrisorio que esto parezca, tenemos mucha tela que cortar.

En primer lugar, la retórica presidencial está mostrando un desgaste importante a fuerza de repetirse. Inició con los políticos corruptos, en segundo lugar vinieron las mujeres compradas por el oro capitalista (el de Moscú está de modé) por que cerró refugios y estancias, después los conservadores moralmente derrotados seguidos de los padres desalmados que usaban a sus hijos con cáncer, luego la prensa vendida y chayotera, luego los buitres que deseaban que millones de mexicanos se contagiaran de COVID-19 para atacar la llamada 4T y ahora, se trata de contrataciones de personalidades de los deportes y farándula haciendo un casting para…bueno ya saben, lo ha repetido ad nauseam en sus mañaneras.

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Esto muestra que sus acusaciones están al nivel de los chistes de Chespirito, son siempre los mismos y todos sabemos lo que dirá. Desgaste y pérdida de credibilidad, pues.

En segundo lugar, esta situación a la teoría de la conspiranoia universal en su contra. No existe un solo periodista, analista (me incluyo), persona de la calle que haya votado por otro partido, organización social, empresa u organismo internacional que lo haya cuestionado de buena fe, por querer que se mejore el rumbo de su gobierno y que se transforme en un verdadero régimen de izquierda en el que todos salgamos favorecidos, en especial los enfermos, las mujeres trabajadoras, marginados que merecen más que dádivas clientelares, hasta ahora ignorados en los hechos.

Nadie, parece decir el presidente, puede cuestionarlo sin ser un chayotero, carroñero, vende patrias, conservador y corrupto. Y ahí vamos millones de mexicanos que ni la debemos ni tememos en un saco donde se engloba a Calderón, Lozoya, Peña Nieto, Fox, García Luna y sus secuaces.

El tercer punto es contradicción pasivo-agresiva que tanto gusta en las mañaneras. Al referirse a sus nuevos críticos pagados por los conservadores habló del éxito y logros de ellos. Chicharito, Derbez y Thalia nunca fueron nombrados, pero no dejó de golpearlos.

Tampoco aclara, ni ha aclarado con datos precisos en lo que va del sexenio, quiénes son aquellos que pagan estos “críticos”. Nunca dice de dónde sale el dinero para el golpeteo sino que habla con insinuaciones y referencias indirectas. De nuevo genera incertidumbre y falta de certeza con lo que dice, ya que no se atreve a revelar los nombres de lo atacantes reales que conspiran contra la presidencia de la república. Técnica de distracción y desinformación que ya vimos cuando declaró al inicio de su mandato que mejor haría “borrón y cuenta nueva” con el tema de la corrupción por que le habían mostrado que nunca terminaría. ¿Quiénes se lo mostraron y qué le mostraron?

El cuarto punto lo podemos nombrar como el de la rectificación imposible. No importa si viene de Federico P. Luche, del diario The Economist, del Chicharito o de las ONG´s nacionales e internacionales. Nadie puede lograr que el presidente de México rectifique en sus proyectos visionarios y patrióticos. Ni siquiera una crisis económica y sanitaria sin precedentes.

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Es más importante terminar un aeropuerto cuestionado hasta por las autoridades aéreas internacionales o un tren que se construye ocultando ilegal e inmoralmente la información de su impacto negativo recabada por el CONACYT que detenerlos un año y abrir la cartera con apoyos de decenas de miles de millones de pesos, si se redirigen esos fondos.

Quinto, seguimos de su puerquitos. A nivel de orgullo profesional es el que más me duele. Simplemente es increíble que se deba explicar de nuevo todo esto. Lo más seguro es que bots y dogmatizados cuestionen la lógica y firmeza de las propuestas y criticas que aquí presento tildandolas de actos de fe, resentimiento o complicidad con adefesios como EPN y Calderón.

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Pero ya lo dijo mi general Ignacio Zaragoza, de acuerdo con un proyecto dirigido por Paco Ignacio Taibo II, “mi deber no es vencer mañana, sino luchar por los ideales que al final han de triunfar”…sort of.

Así que de acuerdo con lo dicho por el primer mandatario, no importa si son periodistas, académicos, comediantes, columnistas, analistas, o goleadores de una liga europea. Todos los que lo cuestionen o levante su voz ante los fallos es un vendido. Me gustaría que aclarara las tarifas y quiénes pagan para ir por mi cheque, porque la crisis no perdona a nadie.

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