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El liderazgo de un gobierno se presenta en momentos de crisis, momentos donde se requiere de unir a toda la sociedad. No se gobierna para unos cuantos, tampoco se necesitan expresiones que dividan y polaricen, menos de chistes ni descalificaciones . Al rededor del mundo hemos visto como en Alemania Angela Merkel, en Canadá Justin Trudeau, Emmanuel Macron en Francia, Alberto Fernández en Argentina o hasta Donald Trump en Estados Unidos han tomado con mucha seriedad y responsabilidad las acciones que deben llevar a cabo para enfrentar la pandemia mundial, a pesar del desafío que en materia económica esto conlleva, anteponiendo el tema de salud.

Lejos de ello, vivimos en un país en donde el presidente Andrés Manuel López Obrador contradice de manera casi irracional cualquier recomendación y decisión que han tomado las naciones de otros países y la Organización Mundial de la Salud. No solo eso, las propias recomendaciones que la Secretaría de Salud que su propio gobierno ya dispuso, y que él mismo asienta a seguir, las ignora en sus mítines y eventos públicos. Ningún mandatario en el mundo se comporta de la manera que López Obrador, parece un desafío y una provocación, extrañamente sin saber contra quién, ninguna de las acciones que realiza serán redituables.

Momentos penosos a nivel internacional hemos vivido como cuando sacó escapularios de su cartera y se encomendó a ellos para vencer al coronavirus.

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Los gobiernos locales por su parte saliendo cada uno a sus tiempos, unos de manera mucho más responsable que otros, sin ninguna dirección de parte del gobierno central. Cada uno con decisiones que aplican de manera discrecional a sus gobernados, por momentos hasta contradictorias respecto a sus estados vecinos, pues depende del color década gobierno la decisión que se tome. Esto tampoco es responsabilidad de los gobernadores sino del propio Gobierno Federal que ha mantenido una posición inexplicablemente reservada y con falta de liderazgo. Hoy los ciudadanos viven bajo dos directrices, la que dictaron ya varios estados sobre no salir de casa y la que dice López Obrador de no parar hasta que él lo diga, es ridículo.

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La sociedad por su parte somos quienes más padecemos está falta de liderazgo y comunicación, muchos de nosotros tenemos que informarnos por distintas fuentes. En efecto, el ideal sería que fuera únicamente por las fuentes oficiales, pero cuando las fuentes oficiales son contradictorias, insuficientes y erróneas se convierte en una tarea imposible. Debido a ello, son las fuentes externas de información, la de otros gobiernos y experiencias las que nos ayudan a despejar dudas, en muchos otros casos son las que nos exacerban la preocupación por la falta de protocolos y decisiones a destiempo que se han tomado.

El encierro en casa

El encierro en casa, por su parte, para quienes tenemos la fortuna de poderlo llevar a cabo, nos permite comportarnos de manera distinta. Mensajes de empatía y solidaridad a quienes en la lejanía y su propio encierro también empatizan con nosotros. Comunicación con quien no conocemos, relaciones que se vuelven más estrechas con quienes conocimos hace poco, incluso de manera circunstancial o platicas profundas con quienes estuvieron ahí desde hace tiempo pero no hubo oportunidad de profundizar. Una oportunidad para redefinir la relación humana con quienes vivimos, comunicar con nuestros hijos o padres, afrontar una realidad que nos acorrala a una de las necesidades más básicas de la humanidad y que se había perdido, la comunicación cara a cara.

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Finalmente las redes sociales que nos informan, mal informan, tranquilizan y alarman. En especial agradan, aquellas que nos permiten reír, solidarizarnos y crear una comunidad. Incluido TikTok, que no solamente son los niños quienes lo consumen, ahora hasta sus papás, con la guía de los hijos. Desafortunadamente también están los mensajes que polarizan e insultan. Todo eso en un mismo combo, que a falta de una guía práctica no queda más tomar y confiar en nuestros propios instintos de supervivencia para, nutrirnos de esas mismas redes sociales sin caer en el intento. Sobrevivir al coronavirus no será tarea fácil, dependerá de todos, ojalá que nos encontremos a la altura pues, hoy más que nunca, necesitamos estar en lo más alto de nuestras capacidades, cada quien en lo que le corresponda.

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