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Antes que nada, el año 2020, será definido por la actual epidemia del COVID 19. En este espacio, me daré a la tarea de identificar algunos horizontes respecto a las dinámicas del consumo y la política de drogas durante esta coyuntura.
En particular, la fase de cuarentena por el COVID 19 estará siendo la narrativa protagonista de la escena pública mexicana y global durante un periodo prolongado. En este orden de ideas, y ante las medidas sociales, corporativas y políticas, sobre las restricciones y sugerencias para evitar salir de casa o mantener la sana distancia. Identifico riesgos asociados a la salud pública, como la ya asimétrica y desfase entre demanda y capacidad para la oferta de servicios de tratamiento a personas que consumen o que tienen desórdenes por consumo de sustancias psicoactivas.
En este periodo de sana distancia es fundamental implementar técnicas de autocuidado como la adecuada alimentación, hidratación y actividad física.#Mentalízate en compañía de Raku#mentalizarte #pandemia #cuarentena #coronavirus #COVID19 #ansiedad #incertidumbre #autocuidado pic.twitter.com/41lvPGFB3N
— PSIQUIATRÍA INPRFM (@INPRFM) March 21, 2020
Definitivamente el tabaquismo, consumos crónicos de productos combustionados o vaporizados sin regulación, así como la dependencia o consumo problemático de alcohol podrían ser uno de los principales desafíos, aunados a la vulnerabilidad de los usuarios de drogas ilegales, en especial los comprometidos con su sistema inmune o respiratorio.
A mi juicio, las drogas de mayor consumo durante la cuarentena seguirán siendo las más disponibles: alcohol y tabaco.
Sin que eso necesariamente, pueda generar una crisis sanitaria derivada del consumo problemático. ¿La gente se embriagará más? Sí, probablemente. Por ejemplo, hace unos días la prensa europea de tabloide, publicó una fotografía donde habían captado a la Canciller Ángela Merkel comprando víveres para la cuarentena, en la imagen se observa un carrito del autoservicio con productos y por encabezado se leía en letras mayúsculas CUATRO botellas de vino.
Siendo claramente un titular provocador y que busca alentar el morbo y estereotipos. Pero, en un caso hipotético si un individuo con amplios factores de riesgo: como estar en disposición o tener previamente algún desorden por uso de sustancias, y este sujeto, se expone a periodos prolongados de encierro y ocio, será probable que el consumo de alguna sustancia cambie en intensidad y frecuencia, pudiendo ser adverso para su salud y bienestar. Por lo que, se sugiere contar con rutinas saludables, establecer medidas de auto contención y estrategias de hábitos saludables, espaciar los consumos, mantenerse hidratado, hacer ejercicio y alimentarse sanamente y mantener contacto con el exterior por ejemplo con llamadas telefónicas o mensajería instantánea.
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La verdadera crisis
La coyuntura social y política aunado a procesos internacionales, se perciben como un panorama complejo, en términos de drogas ilegales y sus políticas, a nivel Norteamérica, la crisis por sobre dosis por analgésicos y opiáceos, continuará siendo uno de los principales conflictos. Así mismo, la narrativa norteamericana a pesar de la cuarentena seguirá con estrategias de seguridad y control fronterizo, y la agresiva campaña permanente del Departamento de Justicia y la DEA por continuar el desmantelamiento de las redes criminales binacionales e internacionales, podría tener como consecuencia, que los traficantes de drogas recurrirán a medidas más violentas.
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A manera de conclusión, pondría otro foco importante en términos de salud pública, pues al estar concentrados los sistemas de salud en la emergencia provocada por la pandemia y debido a que las personas usuarias de drogas ilegales están al amparo del mercado desregulado e ilícito, implícitamente se compromete, su atención y salud. En este orden de ideas, existen esfuerzos amplios por ejemplo entre los especialistas de reducción de daños que han elaborado guías o para personas usuarias de drogas y como actuar ante la emergencia sanitaria del COVID 19. Así como, los especialistas en salud mental los cuales han elaborado campañas de difusión para fortalecer esquemas de prevención, los cuales deberían continuar robusteciéndose.
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