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Querido señor Presidente, por medio de la presente me gustaría manifestar mi molestia y duda acerca de diferentes medidas que ha implementado, o más bien la falta de ellas, en nuestro queridísimo México a partir del contexto nacional y global actual, así como debatirle sobre ciertos aspectos que han caracterizado a su gobierno en los tres primeros meses del año, y que son una clara muestra de lo que nos continuará ofreciendo a lo largo de su sexenio.

Quisiera empezar cuestionándolo sobre la dichosa 4ta transformación, la cual ha sido una constante en su discurso, y que evoca a diferentes momentos históricos en el país, que han causado un cambio profundo. Sin embargo, sus palabras resuenan vacías, pues cuando se presentan sucesos transformadores, usted decide presentar “otros datos”. Por ejemplo, los eventos ocurridos el pasado 8 y 9 de marzo en México.

Primero, se dio una marcha en la que miles de mujeres compartieron su enojo y preocupación ante la ola de violencia hacia mujeres y niñas que azota a nuestra nación, y apelaron a la urgencia de un cambio. Asimismo, al día siguiente transcurrió un paro nacional que demostraba el poder de un día sin mujeres. No obstante, su respuesta ante esto no reflejó el espíritu de la Independencia, la Reforma o la Revolución de las que tanto le encantan hablar. En realidad, usted sólo se dedicó a incrustar más hondo el clavo de la división social, impulsando una visión seccionada de la sociedad mexicana de los capitalistas vs. su gobierno, cuando los movimientos de género no tenían nada que ver con ello.

Asimismo, frente a la propagación del virus COVID-19, mientras los demás países establecen disposiciones y normas de precaución, usted sigue permitiendo eventos masivos como partidos de fútbol, festivales como el Vive Latino y promueve que la gente se siga abrazando y besando. Encima sale en sus conferencias mañaneras a dar circo y maroma diciendo sandeces como:

“No nos van a hacer nada los infortunios, las pandemias, nada de eso. Vamos a sacar adelante a nuestro país, porque cuando no hay corrupción el presupuesto rinde, alcanza.”

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Finalmente, estimado Jefe de la Nación, me canso ganso de que su gobierno seguirá siendo cegado por sus egoístas intereses, y seguirá siendo uno sin interlocución, de fragmentación social, y en el que sus seguidores siempre estarán listos para avalar ruidosamente toda decisión que usted tome.