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En un país en donde nos asesinan por ser mujeres, las respuestas gubernamentales deberían estar a la altura de la situación, responder ante esta violencia sistemática y estructural, enredada en el sistema económico basado en la extracción de los recursos, que ya sabemos, no da para más.

De acuerdo al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP por sus siglas en inglés), al crearse mas presión sobre los ecosistemas y por lo tanto los recursos se vuelven mas escasos, las mujeres y niñas tienen que caminar más para obtener agua y eso, las pone en peligro pues son víctimas de ataques sexuales, como ya ocurre en países que además de su vulnerabilidad ante la crisis climática global, son países cuyo “desarrollo” económico, y estado de derecho están sumamente debilitados.

Las mujeres y niñas también son víctimas de trata y explotación sexual en las comunidades más vulnerables, debido a la necesidad de obtener comida y agua. Y los hombres, como bien lo señala Rita Segato, ante la precarización de la vida, debido al sistema económico, aumentan la violencia hacia las mujeres.

El sistema económico al que debemos hacer frente nos lleva a la crisis climática que ya estamos viviendo, la respuesta es aceptar que este sistema no funciona y crear estrategias de resiliencia que incluyan a las mujeres y las niñas como agentes de cambio,

Crear políticas públicas encaminadas a eliminar la crisis feminicida por la que atravesamos y que ha ido en aumento, es necesario y no pueden ignorar la crisis climática global en sus enfoques. Ya es hora de tomar esta crisis en serio.

Quemémoslo todo.

Hay que crear un sistema que nos garantice calidad de vida, para nosotras  y para con quienes compartimos el planeta.

Ya basta de tanto.