Twitter: @marisahurtadom

La credibilidad es un aspecto básico de las relaciones humanas. Es el resultado de la honestidad, la congruencia y la integridad, virtudes que todos deseamos ver en nosotros y en quienes nos rodean. Asimismo, es un cimiento de la comunicación corporativa, ya que para lograr convencer o influir a las personas para que realicen cierta acción, sigan un determinado rumbo o para que alcancen una meta en común, se debe ser confiable y, por lo tanto, creíble.

Por otro lado, vivimos en una sociedad polarizada, que ha evolucionado de modo ágil en un aspecto tecnológico, estableciendo así nuevos hábitos y estilos de vida.

Esto a su vez ha creado una falta de diferenciación entre la oferta comercial de las empresas, ya que, al existir una saturación de información, los públicos huyen de los mensajes comerciales y desconfían de su credibilidad, lo que ha propiciado que las compañías busquen nuevas formas para generar un valor agregado y responder a las nuevas demandas sociales.

Esto lo hacen a través de la gestión de intangibles, que incluyen a la credibilidad de una empresa, y que buscan el reconocimiento social, así como conectar con los públicos a través de valores y relaciones que se conviertan en recomendación, apoyo y, desde un punto de vista comercial, intención de compra.

Gracias a esto, hoy en día la comunicación corporativa no es unidireccional, sino que se ha vuelto un diálogo de retroalimentación, de intercambio y cercanía, tanto con los colaboradores internos de una empresa, como con los clientes o consumidores potenciales.

Esta interacción con los grupos de interés de la empresa (stakeholders), debe de ser consistente, congruente, productivo, positivo, transparente y abierto. Los públicos deben de poder tener acceso a la información de la empresa para poder así desarrollar su confianza en ella, y poder relacionarse con la misma.

También, las compañías deben de compartir contenido de valor con frecuencia, desarrollar una marca permanente (que cumple lo que promete), y ejercer un auténtico liderazgo ofreciendo una experiencia de marca innovadora. Todas estas acciones toman algún tiempo en consolidarse, pero de esta forma el público empieza a generar contenido orgánico para la marca, inclusive llegando a ser mayor que el que crea la marca para sí misma.

Finalmente, las empresas deben de tener una comunicación corporativa que les genere credibilidad y, por tanto, confianza de los clientes. Esto se puede conseguir escuchando las demandas sociales, leyendo el contexto social, satisfaciendo las expectativas de los stakeholders y creando una narrativa o story telling que permita un posicionamiento de la marca y provoque un sentimiento de pertenencia en la audiencia.

“Construir la credibilidad lleva años. Perderla, minutos.”