Twitter: @HadaCosquillas
Cuando nos centramos primariamente en nosotros mismos, sin atender a otros inevitablemente la pasamos mal y nos sentimos aislados del mundo. Por ello, una persona que atiende a otros y procura el bienestar de los demás es una persona feliz, acorde a la realidad. El estar consciente del beneficio de los demás, nos ayuda a generar relaciones más sanas, constructivas y de armonía social. Es por esto, que cada vez que tengo oportunidad, trato de promover acciones altruistas para darle sentido a la vida tanto propia como de aquellos que confían en mí y me piden alguna asesoría. Pues como decía Augusto Comte:
“Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de felicidad”.
Son varios los estudios que han arrojado el resultado de que entre más te dediques a otro, más salud emocional obtienes y esto es debido z que cada ser humano siente más satisfacción en servir que en estar alimentando su ego o encerrado en sí mismo y sólo pensar en su propio bienestar. Pues como decía Platón:
“Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro”.
En griego existe la palabra ágape la cual refiera a una bondad amorosa, una especie de amor fraterno por los otros. Por lo tanto, la compasión es la forma que toma la bondad para enfrentarse al sufrimiento de los demás. Hoy día, atravesamos tiempos complejos, hay mucha necesidad social de compasión y bondad pues son muchas las situaciones que nos están poniendo en crisis, y si no empezamos a generar este tipo de emociones entre nosotros, será muy difícil que podamos avanzar como sociedad. No es cuestión de ideologías ni de creencias, es tan sólo que aprendamos a vernos como iguales y entender de una vez por todas que si no empezamos a vivir en unión y dejamos de lado nuestros inmensos egos los cuales son la pantalla de nuestros miedos, entonces realmente haremos de nuestra vida algo en suma significativo.
La mente altruista -dice Matthieu Ricard– es una extensión de un corazón bondadoso y compasivo. Ser bueno en estos tiempos es indispensable, y ser bueno es aprender a pensar en los demás sin la necesidad de competir, señalar o dominar. Muchos de los problemas que enfrentamos hoy en día como sociedad es justo la necesidad de estar compitiendo, denostando y tratar de sentirse superior a otro. De ahí, que haya resurgido de nuevo tanto racismo, xenofobia y todo tipo de discriminación; por esta necesidad absurda de sentirse superior a otros como si por el hecho de denostar al otro, se reafirmara mi calidad como ser humano cuando realmente estamos cada vez decayendo como especie. Es lamentable que prefiramos habitar en un egoísmo absurdo en lugar de ir creciendo como sociedad e irnos ayudando unos a otros a brillar y sacar lo mejor de cada persona. Tal parece que preferimos ver al otro sufriendo o actuamos en una activa indiferencia mientras no nos afecte de modo directo.
Estas actitudes las veo tanto en la sociedad como en ambientes laborales e incluso entre “amistades” parece que vivimos en la era de la desolación y del ensimismamiento.
Los seres humanos tenemos una profunda necesidad de sentirnos unidos, de tener confianza y disfrutar de esa confianza de los otros, de amar y ser amados.
Eleanor Roossevelt decía “ Lo más importante en cualquier relación no es lo que obtienes, sino lo que das” así que valdría la pena cuestionarnos cada día ¿qué he dado hoy a los demás? O ¿cómo he contribuido en la felicidad de los demás el día de hoy? Y estoy segura que al respondernos, sentiremos tal regocijo que comprenderemos la esencia y los beneficios del ser altruista.