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A pesar de un numeroso catálogo de eventos que pudieron presionar a la divisa mexicana durante el pasado 2019, el peso mexicano acumuló en el año una apreciación frente al dólar estadounidense (menos pesos por dólar) de +3.96% después de haber perdido -0.03% en 2018, haber avanzado +4.75% en 2017 y caído -19.92% en 2016. Siendo una de las divisas con mejor desempeño frente al resto de las monedas de los mercados emergentes.
En enero del presente año, el peso ganó +0.11% respecto al cierre de diciembre de 2019, conservando de esta manera uno de los primeros puestos en ser de las monedas con mejor desempeño a pesar del reciente evento sanitario en China y las dudas sobre la trayectoria para la economía de México.

Notablemente, la reciente firma y aprobación del T-MEC por parte del gobierno estadounidese (aunque todavía falta ser ratificado por Canadá pero se espera que no haya limitantes), es muy posible que anime la confianza hacia nuestro país tras varios años de incertidumbre y permita una entrada de divisas extranjeras y nacionales (inversión) estimulando así a la economía mexicana y por ende al peso.
Al mismo tiempo, la disposición del gobierno mexicano para mantener una solidez fiscal y evitar un sobre endeudamiento, también ha generado una certidumbre para los agentes económicos (familias, empresas y sector exterior), que junto con el rumbo monetario de Banco de México que actualmente cuenta con una tasa de referencia superior a la de muchos países con buenos fundamentales, han permitido el apetito por activos gubernamentales denominados en pesos.
Además, un gran porcentaje de los mexicanos apoyan al actual gobierno por lo que no ha habido descontento que genere manifestaciones en contra de la administración como el caso de otros países como Chile y Colombia en América Latina o Francia en Europa por mencionar algunos, que han impactado en las cadenas productivas de sus respectivas economías. Por lo que se prevé de igual forma una estabilidad que permita la entrada de flujos al sector productivo.
En contraste, existe una limitante: la situación de Pemex. Hasta el momento, la producción de la petrolera mexicana no ha tocado las previsiones de explotación que se ha puesto la instancia que además ha recibido varias inyecciones de capital así como ha realizado reestructuras en su deuda para estabilizarse. Asimismo, el gobierno ha mostrado una menor preferencia de que dicha compañías limiten la inversión por parte de la iniciativa privada. Bajo el supuesto de que la economía mexicana se acelerará este año y por ende, el Gobierno Federal podrá hacer frente a sus gastos, podría no haber revisiones en el panorama crediticio tanto de México como de Pemex. Por el contrario, si la economía nacional prosigue tropezándose, impactaría en las finanzas públicas y a Pemex, lo que haría que las calificadoras realicen una revisión en la calificación crediticia del país y de la petrolera mexicana, por lo que posiblemente considerarían quitarle un escalón al grado de inversión, provocando una salida de capitales de México y por ende una depreciación del peso mexicano.
Por último, no hay que dejar de lado la inseguridad en el país. Recientemente el presidente de México se ha comprometido a reducir los niveles de delincuencia, que de no lograrlo podría impactar en la confianza del consumidor y de los inversionistas, provocando efectos negativos en el ciclo económico actual.
Hay varios elementos que ayudarían a que el peso mexicano continúe un camino feliz y contento a lo largo de este 2020, pero también hay varios que podrían limitarlo.
Habrá que ver cómo se desempeñará en el año, por lo pronto en Bursametrica esperamos que este finalice en un nivel de 19.98 pesos por dólar estadounidense, lo que sería una pérdida de -%. Esta cifra podría cambiar.