Por Andrea Nr
Twitter: @andie_nr
La “nueva” política ambiental en el mundo actual no es como nos la pintan. Se puede decir que desde que el capitalismo domina los mercados y las sociedades, el signo distintivo de cada país, así como de cualquier institución, llámese organización civil, fundación u organización internacional, es a modo de marca (tal y como lo hacen las empresas con sus productos y servicios). Por ello, la política que llegue a crearse va de la mano con los movimientos de la época que están impulsando la construcción de ese nuevo rasgo distintivo.
Ejemplo de ello fue el movimiento feminista y de género durante los últimos dos años, donde a nivel internacional sonaban las recomendaciones de la ONU, de los países mayormente igualitarios de la Unión Europea, y de las sociedades civiles que, mediante personajes de la industria de la moda, la musical o la actuación (ej. el movimiento en tendencia #HeForShe), lograban un impacto social positivo por su liderazgo, para así poder presionar a los gobiernos a que construyeran una política acorde con sus exigencias desde una base social.
Dicho movimiento pasó de ser un tema meramente social y con una muy buena respuesta de las generaciones a las que iba dirigido (recientemente reflejado en el impacto del grupo colectivo chileno “Las Tesis”), y se convirtió en una marca digna de vender, a tal grado de que se viera impreso el ícono o la imagen feminista y de la comunidad LGBTTI por todos lados. Esto, en un intento de salvar su propia imagen ante los testimonios reales de casos de violación, discriminación, entre otros, y se vieron forzados a renovarse desde el concepto de su marca, ya sea en su imagen de producto, logotipo, etc.
Ella son #LasTesis “Colectivo Interdisciplinario de Mujeres”, formado por Dafne Valdés, Paula Cometa, Sibila Sotomayor y Lea Cáceres, oriundas de Valparaíso, creadoras de la intervención llamada “Un violador en tu camino” que se ha difundido por todo el mundo pic.twitter.com/Dyhj7kOXkr
— Radio La Chimba ? (@Radio_LaChimba) November 30, 2019
Esto no quiere decir que el fenómeno de marca no sea algo positivo, pues en teoría debería forzar a que cada institución adopte la nueva política desde su estructura organizacional y hasta su producción (sea un producto/servicio o una política pública) para ser congruente con lo que expone hacia afuera. Pero en este mundo capitalista, vemos que no es así.
Ante esto, podemos ver que en el movimiento ambientalista ocurre lo mismo. Desde los discursos de Greta Thunberg y del resurgimiento de las organizaciones ambientalistas, esta generación está pidiendo otro cambio similar al que pudo lograr con el movimiento feminista.
Fridays for future. The school strike continues! #climatestrike #klimatstrejk #FridaysForFuture pic.twitter.com/5jej011Qtp
— Greta Thunberg (@GretaThunberg) September 16, 2018
No obstante, en esta generación denominada “millennial” y generación “Z” (así como lo fue para la baby boomer con los “hippies”) se estigmatiza demasiado cualquier compromiso que quiera hacerse con el medio ambiente y la naturaleza, sobre todo al asociar este movimiento con conceptos de mercadotecnia como “pet friendly” o “eco friendly”: un tema meramente comercial y no de responsabilidad ambiental. Esto ha sido fomentado por la aparición de las famosas “green-marks” o marcas verdes, que a su vez debilitan y desprestigian el movimiento. Ejemplo de ello son empresas como BP, Coca-Cola, Walmart, etc. (curiosamente las más contaminantes) que siguen siendo de consumo universal, pero también con la aparición de supuestas empresas con productos “eco-friendly” e incluso la creación de partidos “ambientalistas” que solo tienen la bandera verde para ganarse a este mercado meta.
Por ello, es sumamente importante que –sobre todo en estas generaciones– la base de cualquier movimiento sea la información objetiva y una presión real, evitando dejarse llevar por las tendencias del mercado para no caer en el autoengaño de “querer salvar al planeta”.