… No le dirán lo que quiere escuchar, dirán la verdad aunque duela.
Twitter: @MARIAGYP
Sabemos que a la oposición no la pela, no la ve, no la escucha, pero a los que fueron sus amigos de lucha ¿tampoco? Resulta que tiene amigos que han forjado por sí solos un prestigio y no a su costilla y que quieren que a México le vaya bien.
Lo que vimos la tercera semana de enero de 2020, literal, de domingo a domingo, fue toda una semana negra para su gobierno, por ende, para los mexicanos.
El sábado 17 de enero unos 1,500 migrantes centroamericanos de la llamada caravana 2020, formada principalmente por hondureños y salvadoreños, intentaron entrar a México, pero fueron contenidos por militares de la Guardia Nacional que reforzaron la seguridad en la frontera con Guatemala ante la llegada del contingente. Durante toda la semana hubo forcejeos en contra de los inmigrantes, ocasionando la preocupación de la ONU por el maltrato de México y el silencio incomprensible de la titular de la CNDH, Rosario Piedra.
Por cierto, la comisionada, supuestamente compareció ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, en dónde salió a relucir el desprecio de Morena por la libertad de expresión, en este caso acalló la voz incómoda de casa, de uno de los más respetados de Morena, don Porfirio Muñoz Ledo, ex presidente de la Cámara de Diputados, a quien le fue negado el micrófono por su propia bancada. Sabían que venía un regaño por el actuar de la Guardia Nacional. Al ser callado por su compañera de partido, Mónica Fernández, el diplomático, se levantó indignado y decepcionado, confesándole al cronista Juan Arvizu, que Morena se le había salido del corazón.
Emplazo a SEGOB para que deje de criminalizar a nuestros hermanos provenientes del sur y reconozca la jurisdicción de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
Basta de engaños y dobles lenguajes.
— Porfirio Muñoz Ledo (@PMunozLedo) January 24, 2020
Las diferencias continuaron y Muñoz Ledo le dijo al periodista Joaquín López Dóriga que no se puede tener miedo a la verdad y no se puede permitir que la presidencia termine en un dictador o un emperador. Sin embargo, “no me saldré de Morena, voy a luchar el tiempo que esté ahí para que se reestructure y si no puedo, yo veré qué hago”.
El 20 de enero otra voz amiga se envalentonó y bien valdría escucharla. La periodista Carmen Aristegui, una comunicadora aliada a su gobierno, le pidió recibir a los activistas Javier Sicilia y a los hermanos, Julián y Adrián LeBarón, a quienes les negó una reunión porque según usted, no haría un “show”.
“Desde luego que no debe ser un show y yo me pregunto ¿de qué show estamos hablando porque estamos hablando de una realidad que requiere el más alto nivel de atención del Presidente de la República para abajo, empezando por la sociedad misma”, comentó la periodista en su espacio de Aristegui Noticias.
“El Presidente no quiere un show, el Presidente no quiere que se afecte la investidura presidencial. Pues si estar cerca de la gente es el sello de López Obrador, ¿por qué en este momento no? Lo más importante es aquilatar el significado que tiene la expresión libre, desesperada también de personas que están diciéndole al gobierno mexicano: ¿Qué han hecho? Qué hacemos? ¿Cuál es la ruta?”
Presidente, escuche a sus amigos, esos que se preocupan por su país, que no pudieron decírselo en privado porque entrar a su círculo cercano se ha vuelto otro muro y no tuvieron alternativa más que gritarlo para ser escuchados. Y es que el poder puede llenar de frustraciones, de soledad y de traiciones; así que mejor escuche a esos amigos que le dicen sus verdades de frente y a la cara.
Parece que por querer controlar todo, no controla nada ni a sus más devotos simpatizantes que solo revelan el miedo a la verdad de su gobierno. Esos bots sociales que protagonizaron un triste espectáculo el domingo pasado al atacar sinsentido la marcha por la paz, ofendieron tanto a los periodistas que la cubrían como a las víctimas que no se rinden, que no solo debemos respetar, estamos obligados a acompañar.