Twitter: @AGuerreroMonroy
Desde hace casi dos años la Ciudad de México cuenta con una nueva Constitución Política –novedosa y moderna- que fue diseñada bajo un esquema incluyente, dando cabida a la diversidad social que caracteriza a su ciudadanía. Esta Carta Magna de nuestra metrópoli contemplaba en su texto original que quienes hayan decidido o verse en la necesidad de migrar al extranjero, cuenten con una representación que vele por sus intereses específicos en el legislativo local, en las mismas condiciones de quienes habitan en la Ciudad de México.
La CDMX, al igual que otros estados del país, ha sido una importante entidad expulsora de población migrante internacional. Durante el quinquenio 2013-2018 se fueron a vivir al extranjero 41,093 nativos de la ciudad a otro país.
Este dato indica que la Ciudad de México aportó el 6% del total de migrantes mexicanos de quinquenio 2013-2018.[1]
El interés de los capitalinos por la política y el acontecer de su país se manifestó en una alta votación desde el extranjero en las pasadas elecciones del 1° de julio de 2018 al ser los que tuvieron el “mayor peso” con un 24.2% del total de votos a distancia, seguidos por los originarios de Jalisco (8.2%), Puebla (6.1%) y Estado de México (5.6%). Es decir, los chilangos migrantes enviaron 21,066 sufragios mientras que los originarios del resto de las entidades mandaron en conjunto 77,642 votos. Estos números dan cuenta de la importancia, interés y compromiso de los chilangos que residen fuera de México.
??El 9 de enero se derogó la figura de la Diputación Migrante.
?El @IECM informa que oficialmente se han reformado diversos artículos que daban sustento jurídico a esta figura.
Conoce cuáles son en: https://t.co/yVgwA5eJtH pic.twitter.com/tGDO5t1YvQ
— Voto Chilango (@VotoChilango) January 10, 2020
Quienes han decidido o tenido que permanecer fuera del país, han expresado continuamente su deseo por mantener un vínculo efectivo que les permita influir y participar en las decisiones que se toman por parte de las instancias de gobierno y cuerpos legislativos.
Por ello, una demanda constante de la comunidad migrante ha sido la de contar con representantes electos que tengan como origen la votación recabada directamente de quienes residen en el extranjero.
Países como Francia, Italia, Portugal y Rumania cuentan con una representación de sus respectivas comunidades migrantes en sus Cámaras Legislativas nacionales. En nuestra región, Colombia, por ejemplo, tiene un representante de su diáspora en su Asamblea Nacional y República Dominicana alberga seis diputados migrantes en su legislativo.
México, a diferencia de lo que acontece en otras partes del mundo, paradójicamente no cuenta por ahora con un mecanismo que asigne de manera obligatoria espacios de representación legislativa nacional a los migrantes. Cabe decir que si bien se han tenido avances significativos en la ampliación de sus derechos –como el incremento de cargos a elegir además de Presidente de la República y la obtención de la Credencial del INE en consulados, entre otros-, se advierten incompletos los derechos ciudadanos de millones de mexicanos en el extranjero.
Con esta visión, los constituyentes de la Ciudad de México contemplaron incluir la figura de un diputado migrante en el Congreso local. Para lo anterior, el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) conformó un Comité de Especialistas (reconocidos expertos en el tema migrante) que elaboró una propuesta técnica, operativa y normativa para hacer realidad este derecho de los chilangos en el extranjero, tal y como lo reconoce el artículo 7 de la Constitución de la CDMX.
En un giro inesperado, el Congreso de la Ciudad de México optó por derogar la figura del legislador migrante bajo el argumento de que “era poco clara, poco práctica y carecía de sustento y viabilidad, además de ser onerosa”.
Esta decisión resulta preocupante porque además de afectar el principio de progresividad de los derechos, podría ser inconstitucional al negar y vulnerar el derecho de los capitalinos a votar y postularse por un cargo que diera voz a sus necesidades e intereses.
Tan sólo hace unos días, el presidente de la República destacó la aportación de nuestros migrantes a la economía nacional, subrayando que el envío de remesas representa el 2.8% del PIB anual (alrededor de 38 mil millones de dólares en 2019).
Esta lamentable decisión resulta a todas luces un grave retroceso en todo sentido. Algunos no quieren reconocer la magnitud y contribución de la comunidad migrante a la economía y al proceso democrático de nuestro país.
Hay que continuar insistiendo en que ellas y ellos siguen siendo mexicanos y que aportan mucho a México.
[1] La mayor parte de los chilangos emigra principalmente a Estados Unidos, no obstante una proporción bastante significativa lo hace a otros países y regiones del mundo.