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El sueño australiano se derrumbó. El crecimiento económico sostenido y los títulos consecutivos para Melbourne y Sídney como las ‘ciudades más habitables del mundo’ se oscurecen ante el humo provocado por los incendios forestales que arrasaron ya con más de 48,000 kilómetros cuadrados, de acuerdo con datos de Statista.

Australia y sus ciudadanos no son nuevos a los incendios forestales. En los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, joyas del desarrollo económico y de infraestructura del país, el intenso verano decembrino y las extensos pastizales secos se convierten en el escenario idóneo para el crecimiento del fuego que, año con año, llega a esta nación.

Este 2020; sin embargo, los ojos internacionales miran con preocupación y también con escrutinio a Australia.

Los incendios se salieron de control y ponen en jaque al equilibrio ecológico, económico y político de la región.

Al seis de enero, los habitantes de Melbourne, capital del estado de Victoria y casa del río Yarra, salen con máscaras especiales de sus casas y trabajos debido al denso humo que se cierne sobre buena parte de la ‘mejor ciudad del mundo’.

 

En Canberra, urbe construida para albergar las

instalaciones del gobierno federal, varios suburbios tuvieron que ser evacuados por el riesgo que representaba su cercanía a los incendios forestales.

En medio de este panorama desolador, existen responsables, cuentas por pagar y áreas de cuestionamiento a las autoridades australianas, que se encuentran en estado de emergencia por las cuantiosas pérdidas económicas y ambientales que ha causado el fuego en lo que alguna vez fue tierra aborígen.

El Partido Liberal bajo la lupa

La Coalición integrada por el Partido Liberal y el Partido Nacional ostenta la titularidad del gobierno federal australiano desde 2013.

En 2019, año de la última elección nacional, la fuerza política se declaró vencedora  frente a su oposición principal, el Partido Laborista.

Durante los gobiernos de la coalición, encabezados por los Primeros Ministros, Scott Morrison; Malcolm Turnbull y Tony Abbott, Australia experimentó momentos agridulces, que aderezados por un fuerte escrutinio al sistema migratorio.

La divisa australiana, considerada como una de las más competitivas a nivel global, llegó a superar en valor a su rival estadounidense en buena parte de 2015.

Por su parte, las universidades de Melbourne y de Sídney  se coronaron en el periodo como parte del top 20 de los principales conteos. Esto de frente a las constantes amenazas de reducción presupuestal por parte de las administraciones federales.

El salario mínimo, considerado como parte de las medidas económicas de bienestar, alcanzó ya los 16 dólares australianos por hora, lo que lo coloca en niveles más competitivos al de Estados Unidos, donde esta unidad no se mide a nivel federal sino estatal.

El conservadurismo se hizo presente en las administraciones liberales

Mientras que la línea de discriminación a inmigrantes se mantuvo como una constante en los discursos políticos, la negación de los problemas ambientales que enfrenta la nación por su posición geográfica y la desestatalización de los combustibles fósiles desataron controversia.

Un reciente estudio emprendido por Naciones Unidas encontró que, respecto al compromiso establecido en 2005 por esta nación en el Acuerdo de París, Australia no mostró ningún avance significativo en materia de reducción de emisiones en 2017 y las proyecciones para 2030 se avizoran pesimistas.

En septiembre de 2019, el gobierno de Morrison no se presentó en la Reunión de Cambio Climático, lo que se entendió como una postura del gobierno federal de negación ante el tema.

Asimismo, Australia se encuentra en el último lugar de 57 países que luchan contra el cambio climático.

Los devastadores incendios, ¿tendrán impacto en la política federal?

Business Insider publicó en su edición australiana que los incendios forestales que aquejan al país costarán un estimado del 1% del PIB australiano.

Analistas indican que una de las industrias más afectadas es la de seguros y fianzas, cuyas pérdidas son de más de 370 millones de dólares.

En conjunto, la economía australiana tendrá un déficit proyectado en 5,000 millones de dólares australianos, aunados a la ralentización que se vive a nivel mundial por la guerra comercial entre EU y China, la amenaza de conflicto entre Irán y la Unión Americana, así como un mercado accionario reticente.

De cara a este contexto complejo y devastador, el gobierno de Scott Morrison tendrá que establecer claridad en sus posturas, resolver el conflicto interno e internalizar las consecuencias del cambio climático, que generó el aumento en temperaturas que prendió en llamas a Australia.

“Queremos a un Primer Ministro contundente y firme”, claman los australianos en redes sociales mientras que un sistema político y económico se prende en fuego junto a buena parte del país.