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En el fondo de la habitación mi padre solía encender el televisor mientras se alistaba para ir a trabajar, parecía relevante enterarse de los acontecimientos que estremecían al mundo. Yo lo miraba a él arreglarse la corbata a la vez que escuchaba noticias de guerras al otro lado del mundo en el Golfo Pérsico, de la lucha por unificar las dos Alemanias o de las tensiones con los rusos.
“¿Qué pasa, papá? ¿El mundo se va a acabar?”, lo miraba fijamente y con temor a su respuesta. “Pareciera que llegamos al fin de los tiempos, pero así es la historia, así son las guerras y siempre van a estar ahí”, él lucía más preocupado por llegar temprano a la chamba.
Siempre que había alguna noticia trascendental, papá se sentaba a la orilla de la cama y me decía que me acercara y pusiera mucha atención para contemplar la historia como aquel 9 noviembre de 1989. “Ven, ¿ves a toda esa gente derribando esas paredes? Estás viendo el fin de lo que comenzó con la Segunda Guerra Mundial”.
La Navidad de 1991 llegó con un anuncio que significaría el inicio de lo que parecía ser una era sin guerras o tensiones mundiales: “Buenas noches. La URSS dejó de existir”, anuncio dado a través de la televisión rusa el 21 de diciembre. Cuatro días después mi padre y yo escuchábamos atentos el discurso de Gorbachov y observábamos por última vez ondear a la bandera soviética en el Kremlin.
Existía cierto dejo de esperanza ante un futuro donde pudiéramos darle un poco de voz a Lennon para cantar “Let’s hope it’s a good one without any fear. War is over, if you want it. War is over now”. Mas el instinto de dominio del hombre sobre el hombre es difícil de erradicar. Las diferencias ideológicas siempre marcarán el inicio de un nuevo conflicto.
La lucha por conservar el poder llevará a cometer los actos más atroces: 11 de septiembre de 2001, las Torres Gemelas destruidas por completo y el inicio de un nuevo conflicto bélico.
En ese entonces George W. Bush pasó de tener un índice de aprobación de 50 por ciento a subir 40 puntos, que se reflejaron en su reelección. La mayoría de sus votos fueron de las fuerzas armadas, quienes pensaron que Bush era más apto que John Kerry para terminar la guerra de Irak.
Aquella segunda gestión de Bush fue desastrosa, en especial en el terreno fiscal que desembocó en la crisis financiera de 2008. Tras la reacción del gobierno estadounidense por el huracán Katrina, George W. Bush finalizó su mandato catalogado como el presidente más inepto de Estados Unidos.
“As long as I am President of the United States, Iran will never be allowed to have a nuclear weapon.”@POTUS @realDonaldTrump pic.twitter.com/KIPnN2g6bK
— Dan Scavino Jr.?? (@Scavino45) January 8, 2020
En días recientes mi padre me preguntó sobre el conflicto EE.UU.-Irán, tras el asesinato de Qasem Soleimani. “Bueno, ¿y ahora sí ya se va a desatar la Tercera Guerra Mundial?” Quisiera pensar que no es así. A mi parecer es una estrategia política directamente gestada en la Casa Blanca para desviar la atención del juicio de ‘impeachment’ en contra de Donald Trump y de paso preparar el terreno electoral para ganar adeptos como lo hizo Bush hijo. Recordemos que, ante la amenaza de un enemigo fantasma, la paranoia de los americanos tiende a cerrar filas en torno a la figura presidencial sin importar las consecuencias.
Sin embargo, Soleimani no era únicamente una figura ideológica en Medio Oriente. Era el eje de la política exterior de Irán, una figura militar respetada dentro y fuera de sus fronteras; estamos hablando de un acto de guerra. Soleimani dirigía las Fuerza Quds con operaciones en distintas zonas del mundo y contaba con el apoyo de Hezbolá del Líbano, además de las milicias chiitas en Irak y en Afganistán.
De músculo a músculo, Estados Unidos supera a Irán. Si bien la escalada de violencia y la ‘venganza severa’ se traducirá en más actos terroristas, pero no escalará a un conflicto bélico mundial; aunque Rusia aporte las armas o Qatar patrocine a las milicias iraníes, no intervendrán de forma directa.
Lo que sí se vislumbra es una nueva guerra en Medio Oriente y un segundo periodo gobierno para Trump.