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“Si bien la marihuana no es la droga que más caro están vendiendo hoy los cárteles del narcotráfico en México y el mundo, es una realidad que sí es una de las drogas que más consumidores tiene a nivel global y que más ganancias está otorgando”.

Estas fueron las palabras de Fernando Belaunzarán, exdiputado Federal por el PRD y uno de los principales impulsores de la regulación de la marihuana en México,  señalando que actualmente ocho de cada diez sustancias ilegales que se consume en el país son marihuana.

Una de las cifras más recientes acerca del “negocio de la marihuana”, otorgada por el Instituto Mexicano para la Competitividad indicó que esta droga genera a la delincuencia organizada mexicana 2,030 millones de dólares promedio en ganancias anuales y representa una tercera parte del total de los ingresos de las organizaciones delictivas.

En nuestro país el conflicto en relación al narcotráfico data de finales del siglo XIX y principios del XX, la evolución de este delito a lo largo de los años llego al extremo de ser la raíz que nutre a otros, como el lavado de dinero, la corrupción, homicidios, o tráfico de personas.

Ante la delincuencia derivada del narcotráfico y como parte de una campaña de criminalización de las drogas, en1920 México se adhirió a la firma de las Disposiciones sobre el cultivo y comercio de productos que degeneran la raza, un tratado acordado por Estados Unidos contra la producción del opio y la marihuana, pese a esto en los años 50 México se constituyó como uno de los países con mayor cultivo de amapola y marihuana, veinte años después el camino al crimen organizado por el tráfico de drogas, cobra importancia mayor por la presencia de dos cárteles: el del Golfo y el de Guadalajara, del que surgirían otros tres: el de Sinaloa, Juárez y Tijuana.

Tras los fallidos intentos por contener la producción y el tráfico de droga; el Estado Mexicano mira la regulación del consumo de la marihuana, como un medio  para desmantelar las redes de tráfico y apostar por una cultura de la legalización, de manera que los consumidores en nuestro país la puedan adquirir sin la mediación del narcotráfico, sin el sacrificio de gente pobre dedicada al cultivo, sin  la violencia  que caracteriza a uno los principales negocios para los cárteles del narcotráfico, y sin  las ganancias que genera a estas organizaciones criminales.

México cuenta con las condiciones necesarias para producir de manera controlada la marihuana y  el permitir su cultivo y distribución comercial, de una manera regulada, podría ser el punto clave para el impulso de una actividad económica para nuestro país, bajo el argumento por el que la Suprema Corte declaró inconstitucional la prohibición absoluta del consumo recreativo del cannabis; “El derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad permite que las personas mayores de edad decidan -sin interferencia alguna- qué tipo de actividades lúdicas desean realizar”, en ese mismo contexto, ese mismo derecho “protege todas las acciones necesarias para materializar esa elección”.

El inicio del proceso de reforma respecto del cultivo y comercialización de la marihuana, es un avance en la lucha pro cannabis para asegurar el respeto a los derechos de los usuarios y el inicio de un intento por combatir la violencia ligada al narcotráfico que ha sumido al país en una violencia sin precedentes en los últimos años.