Yemen, entre la espada y el desierto

miércoles, 25 de septiembre de 2019 · 02:11
Twitter: @MauricioAceves En las últimas horas de 2018 International Crisis Group publicó el multicitado artículo “10 Conflicts to Watch in 2019” en el que se mencionan los diez conflictos de mayor magnitud, cuatro de ellos se concentran en Medio Oriente (Yemen, Afganistán, Siria y el triángulo compuesto por Israel, Arabia Saudita e Irán), tres en África (Nigeria, Sudán del Sur y Camerún), uno en Europa (Ucrania), uno en América (Venezuela) y 1 que identifico como interregional (las tensiones entre EE.UU. y China). Cada uno de estos conflictos merece marca personal, dedicaré esta columna a realizar un corte de caja en Yemen, por cierto, conflicto que ocupa el numeral uno de la lista de Crisis Group. Con pocos reflectores, Yemen es una herida abierta en la Península Arábiga, como buena parte de los conflictos y coyunturas internacionales podemos encontrar antecedentes en el periodo de descolonización y en la delimitación arbitraria de las fronteras que fueron dibujadas en escritorios lejanos y que perseguían intereses particulares, desconociendo -u omitiendo- realidades locales. Posteriormente a la disgregación del Imperio Otomano comenzó un camino de inestabilidades e insurgencias en Yemen, contando la travesía a través de las Guerras Mundiales, el mundo bipolar y la disolución de la URSS, los arrebatos de la primavera árabe son la última fase de una región en crisis. La crisis humanitaria en Yemen llegó a ser descrita en Naciones Unidas como el peor desastre humanitario causado por el hombre, 102 mil decesos violentos y 131 mil por causas secundarias, son cálculos conservadores de la evaluación de impacto elaborada por la ONU entre finales de 2015 y principios de 2019. Para entender a grades rasgos el conflicto yemení, delimito tres fuentes principales de inestabilidad.
  1. El contexto interior yemení se identifica con un divorcio población-gobierno que coexiste con divisiones sectarias y levantamientos separatistas. El movimiento insurgente Houthi -presuntamente apoyado por Irán y Hezbollá- ha desarrollado capacidades militares le han permitido controlar parte del territorio yemení y afrontar la fuerza aérea Saudi, por otro lado, la ausencia de instituciones y el estado de guerra vigente crea un ecosistema de ingobernabilidad en el que es imposible garantizar las necesidades básicas para la supervivencia de gran parte de la población.
  2. La composición territorial de Yemen carece de agua, tierra fértil y de todo tipo de reservas, su importancia geoestratégica se relaciona al flujo marítimo petrolero y al cuello de botella que compone el Golfo de Adén y el estrecho Bab al Mandab. Se dice que el mar es tan grande que hay lugar para todos, pero el estrecho yemení que da cauce al Mar Rojo sólo tiene carriles de ida y vuelta, esta circunstancia crea un pivote geoestratégico regional.
  3. En el ámbito externo, el avance Houthi representa una amenaza para Arabia Saudita y aliados, pues si lograrán obtener el control de Yemen, podrían convertirse en un punto de apoyo para Irán al borde de la línea fronteriza, perdiendo una una posición de alto valor geoestratégico ante su rival regional.
La batalla por la supremacía regional a la vez que la fitnah chiismo vs sunismo parecen asentarse en Yemen con trágicas consecuencias. La línea de tiempo alterna estancamientos y provocaciones que impiden la desescalada del conflicto, las partes involucradas no están dispuestas a ceder y el costo humanitario es cada vez más alto.

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