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@JOHN_OLIVER
Tal parece que al pasar el tiempo las nuevas generaciones no alcanzan a comprender la responsabilidad que conlleva ser un ciudadano con derechos y obligaciones, mayores de edad. Conforme se garantiza en las leyes la
libertad de expresión en sus diferentes modalidades, los ciudadanos exigen de manera violenta o pacífica que las propias leyes permitan su actuar, correcta o incorrectamente, sin considerar en las limitaciones de las autoridades, es decir, se genera controversia entre un derecho constitucional y el actuar de las instituciones.
Por otro lado, este derecho-garantía se ha politizado durante muchos años, ya que históricamente la mayor parte de los sectores de nuestra sociedad fueron sometidos por el Estado hasta que los propios sectores lucharon por sus derechos logrando trascender en los ejes políticos, económicos y sociales. Ejemplos como el derecho al voto de las mujeres en 1953, Movimiento médico en 1964, Movimiento estudiantil de 1968, Corpus Christi 1971, levantamiento del
EZLN en 1994, entre otros, donde sin duda dejaron huella en la historia para aprender y reflexionar.
La ciudadanía en el Siglo XXI
Hay que reconocer que muchas de las luchas y manifestaciones que se han realizado en estos 19 años son legítimas, las cuales son en sentido de defensa de distintos derechos que son vulnerados por sectores públicos y privados.
Sin embargo, existen otros movimientos que no tienen sentido, es decir, son creados con fines distintos a encontrar la paz pública, armonía social y construcción de políticas públicas en beneficio de la ciudadanía, por ejemplo,
#Yosoy132 y otros que su única intención es formar grupos de presión para beneficiarse violentando la ley y afectando la vida cotidiana de los ciudadanos sin asumir o tener responsabilidad por sus actos que son viralizados en los distintos medios de comunicación y redes sociales.
¿Estos cambios han transformado a la sociedad y en qué sentido?
Se pueden considerar cambios significativos en sentido positivo cuando la libertar de expresión está acompañada de causas en pro de la sociedad. En este sentido, comparto lo que muchos expertos señalan, en pocas palabras “mientras se transforma la sociedad, se transforma la ley”, esto es bueno. Pero en el sentido negativo, hay quienes se aprovechan de las reformas para viciarlas, actuar en contra de las autoridades con base en la ley sin temor a las consecuencias afectando a la ciudadanía.
En la otra cara de la moneda ¿las autoridades han actuado adecuadamente? No, ya que el abuso por parte de éstas son evidenciadas constantemente, a tal grado de convertirse en descontento social que provocan movilizaciones en masa para terminar con actos de corrupción y abuso del poder.
Reflexión
En ambas partes, sociedad civil y autoridades, tienen pros y contras que podemos enlistar. Sin embargo, lo importante en este tema sería considerar los elementos entre las partes para equilibrar la balanza y, así, buscar las soluciones a estos conflictos. Evitar el abuso de ciudadanos y autoridades irresponsables. ¿Hasta cuándo se terminará este conflicto que se convierte en círculo vicioso? Será en el momento en el que como sociedad, ciudadano, generemos consciencia para no permitir este tipo de conductas.
Toda solución comienza por uno mismo. La diferencia así se lleva a cabo. Mientras nos enfoquemos como personas en mejorar nuestra persona, hogar, entorno, comunidad, municipio o alcaldía, ciudad, entidad y país; las quejas se reducirán en irrelevancias. Hasta que llegue ese momento, el poder del ciudadano se ejercerá como se debe sin perjuicio alguno a la misma sociedad o el Estado.