Martha Camacho, 42 años de lucha

lunes, 23 de septiembre de 2019 · 02:21
Twitter: @ana__islas Verdad, justicia, reparación. Martha lleva 42 años esperando este día. No ha sido una espera pasiva: ha levantado la voz para decir “¡fueron ellos!”, roto cadenas de estigma, derribado paredes de indiferencia y con la frente en alto, mirado a los ojos sin parpadear de quienes intentan revictimizarla con impunidad. Desaparición forzada, tortura, ejecución arbitraria por parte de fuerzas del Estado y dentro de instalaciones militares contra ella, su marido y su hijo. El reconocimiento y un disculpa pública es lo mínimo que Martha ha pedido durante más de cuatro décadas. Una luz al final del túnel llega este lunes. 23 de septiembre, como el nombre del movimiento político militar del que, durante la década de los setenta, formó parte junto con José Manuel, su esposo. El 19 de agosto de 1977 ambos fueron detenidos en Culiacán, Sinaloa por soldados de la IX Zona Militar, policías estatales y miembros de la Dirección Federal de Seguridad (DFS).
Ella tenía 22 años y en su vientre cargaba a su hijo que tenía ocho meses de gestación.
Durante 49 días fue torturada, su hijo nació en ese contexto de violencia. “Mis compañeros de la Liga Comunista al escucharlo llorar también se sentían sus padres” recuerda Martha con una mirada dulce que se abre paso en unos ojos claros que han visto muchas cosas… quizá demasiadas: La obligaron a ver la tortura y mutilación a la que fue sometido su esposo antes de ser ejecutado.
Martha y su hijo recién nacido recuperaron la libertad gracias a un rescate pagado por su padre.
Ahí inició su lucha por la verdad, justicia y reparación y nació la promesa que como un mantra que se volvió su fortaleza: Si yo estoy viva, tú nunca estarás muerto. De los escombros del dolor Martha reconstruyó una vida que cimentó con la lucha por la justicia y reparación no solo en su caso sino en el las madres de desaparecidos de Sinaloa durante los años setenta, unión que actualmente encabeza. Martha es historiadora y ahora también es parte de la historia: es una de las pocas sobrevivientes a desaparición forzada por agentes del Estado como parte de la represión contra movimientos sociales y políticos que se vivió en nuestro país en el periodo que se conoce como Guerra Sucia o Terrorismo de Estado (1964-1982), del que pocos hablan pero que existe en la memoria del país como una nube gris de impunidad y dolor. Este lunes el Estado le ofrecerá una disculpa pública a Martha, se trata del primer acto de este tipo que se lleva a cabo para con víctimas de la Guerra Sucia. En la ceremonia en Tlatelolco convocada por la Secretaría de Gobernación “es fundamental la presencia de la Secretaría de la Defensa Nacional”, dice Martha con voz firme y sin titubear. Agrega “estoy dispuesta a cederles 60 por ciento del tiempo de mi participación para que se disculpen”. Afirma que el reconocimiento por parte de la SEDENA es base para que se garanticen medidas de no repetición. El reconocimiento de la responsabilidad por parte del Estado es un importante paso para Martha y su familia, pero para que exista una reparación real del daño se necesita castigo a los responsables. Al momento no ha habido pasos significativos en la investigación penal para que se puedan imputar responsabilidades a los perpetradores y responsabilidades institucionales. Hoy se abre una luz de esperanza para las víctimas de represión por parte del Estado, pero ésta solamente conduce a un túnel más grande donde la meta es la justicia: “solo así podré sonreír”.

Otras Noticias