Las políticas culturales de México: un teatro del absurdo

viernes, 20 de septiembre de 2019 · 02:31
Twitter: @AlfiePingtajo Según algunos talleres de dramaturgia que he tomado, para comenzar a escribir la obra es necesario tener en claro el argumento de esta, dicho de otra forma; el primer paso es tener el “qué”, para luego desarrollar el “cómo”. Seguramente existen otros métodos, pero al final se llega al mismo lugar. Dicha formula de tan básica, resulta universal. Seguramente -con algunos cambios- puede aplicar en otros procesos como: gobernar un país, un estado o una ciudad; y sin duda, también podría funcionar para crear alguna política/programa de índole gubernamental. Sólo que las preguntas a responder o pasos a seguir son: ¿a dónde pretendo llegar? ¿Qué políticas hay que implementar? Y ¿cómo voy a aplicarlas? Sin embargo, gobernantes han ido y venido, y México sigue siendo una obra teatral sin pies ni cabezas.
Somos una obra de teatro del absurdo llevada a la realidad. O peor aún, somos una obra a la que nunca le llega la tercera llamada.
La mayoría de los políticos que ocupan un puesto de elección popular, tienen la suerte de llegar al cargo explicando el “qué” sin describirnos el “a dónde” y el “cómo”. Por ejemplo, si AMLO les hubiera explicado a los miles de trabajadores del ramo cultural que para lograr la austeridad iba a despedirlos, a desaparecer programas sin analizar a fondo su funcionamiento y resultados o unificar direcciones que parecen similares, pero tienen fines distintos; seguramente no habrían votado por él. Y así podría irme con muchos de los gobernantes y expresidentes.
La Secretaría de Cultura sigue pregonando que su objetivo principal -en estos seis años- es lograr la descentralización de esta, pero no han podido responder el “cómo” y dudo que conozcan el “a dónde”.
Milpa Cultural -a casi un año de creación- pretende detectar las necesidades culturales de la ciudadanía y aún no hemos visto los datos obtenidos y cómo se van a reflejar estos en la construcción de políticas culturales que tendrán que impactar tanto en los Estados como en los Municipios. FCE-Educal y DGP las han unificado por capricho de austeridad republicana -a pesar de que la naturaleza de las tres son distintas- y no han salido a explicarnos cómo hará la Coordinación Nacional de Literatura para publicar libros que ellos tienen en la mira; qué pasará con las publicaciones que venían realizando el INAH o el INERM; tampoco sabemos qué va a pasar con los libros que se reeditaban con el sello de Salas de Lectura y servían para nutrir las bibliotecas de estos programas; no han salido a decirnos qué pasará con las colecciones que solía publicar Alas y raíces; sólo sabemos que Tierra Adentro ya no publicará los libros comprometidos y que se acabarán las dictaminaciones externas (que le daban transparencia e imparcialidad) y ahora decidirá el editor en jefe; dando apertura a ver libros con contenido perfilado acorde a la ideología de la 4T. La Coordinación Nacional de Literatura tuvo un gran escándalo, una sacrificada y no hemos visto alguna política que nos diga cómo pretenden descentralizar. La Coordinación Nacional de Teatro no ha salido a explicarnos qué políticas implementará para descentralizar y hacer que en todo el país podamos ver obras, compañías y actores con calidad idéntica o similar a las que se encuentran presentándose en los diversos foros pertenecientes a la Secretaría de Cultura Federal.
Lo mismo aplicaría con las Coordinaciones Nacionales de Música y Ópera y Danza.
Y es que resulta fácil decir “qué”, pero es harto complicado lograr responder el “a dónde” y el “cómo”; para muestra un botón: el pasado 15 de septiembre en el zócalo capitalino los 32 Estados que conforman México presentaron alguna danza representativa de su región; ¿acaso eso no es volver al centro? Si la descentralización fuera en serio, ya existirían convocatorias para que las compañías de diversos Estados puedan presentarse en CDMX, pero también en otros Estados y las compañías residentes en CDMX estén haciendo giras por el resto del país. Si la descentralización fuera en serio, la Secretaria de Cultura tendría que haber invertido en realizar un Festival Nacional Patrio donde, por poner un ejemplo, en Puebla pudiéramos haber tenido la presencia de alguna danza de Durango, un grupo musical de Guadalajara y un artista de talla nacional, pero con proyección internacional y así en todos y cada uno de los Estados.
A México le urgen políticas culturales transexenales y que dichas estén por encima de caprichos presidenciales.
A México le urge que los responsables de operar los Programas Culturales sean personas con experiencia probada en el ámbito cultural y en la función pública.

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