El peligro de los nacionalismos

martes, 17 de septiembre de 2019 · 02:00
Twitter: @LaKathirina Atinadamente, quiero discutir este tema en el llamado «mes patrio». ¿Por qué? porque qué mejor que momento que en el que más nos sentimos mexicanas (os). Quizá me tachen de amargada por decir lo siguiente pero, al menos lean la columna hasta el final. Con suerte, se van a dar cuenta, amigas y amigos. [caption id="attachment_72582" align="aligncenter" width="792"] Fuente: terceravia.mx[/caption]

¿Qué hay que festejar?

En el discurso oficial, conmemoramos nada más y nada menos que el momento en que, este pedazo de tierra y la gente que vivía ahí, se convirtió en un país independiente. Muy a pesar incluso, de las deficiencias educativas en nuestro país, que se traducen en que pocos puedan distinguir los sucesos, los personajes y las fechas, el festejo no pasa desapercibido. Hace unos días me topé con un tuit que decía algo así como:
“15 de septiembre: día en el que la gente se viste con indumentaria de la revolución, para festejar la independencia”.

¿Qué es lo que nos lleva a decir: “Los mexicanos somos más chingones”?

El punto al que quiero llegar es que, aspectos típicos de la identidad nacional, que podrían responder la pregunta, implican el riesgo de perder el piso, a sentirnos especialmente únicos y predilectos. No lo somos. Si bien hay aspectos muy característicos de ser mexicana (o), esto no implica ser mejor que otros, incluso, estos aspectos pueden aprehenderse tanto, como un extranjero que termine siendo más mexicano que el nopal. La línea entre, sentirse orgulloso por la nacionalidad de origen y, sentirse mejor que otros, es extremadamente delgada. El peligro de dicha fragilidad está en que se puede traspasar y de hecho, pisotear, sin miramiento alguno. Por el momento, hablo específicamente sobre México pero, si revisamos un poquito la historia, no muy lejana, nos daremos cuenta de que las consecuencias de esto, se han observado en diversas partes del mundo. (Alemania nazi, cof, cof).
La sensación de sentirse único y con cierta ventaja sobre otros, lleva el nacionalismo hacia un extremo radical que se expresa en terribles manifestaciones de racismo, eugenesia y discriminación, por decir lo menos.
En un caso más cercano a nosotros, tenemos que lidiar con las constantes discriminaciones que Donald Trump hace sobre nuestro país, y los co-nacionales que tienen que migrar hacia allá. Una y otra vez, sin distinción de estar en periodo de campaña o gobernando, este personaje ha dicho que somos un país de delincuentes y que por eso quiere construir un muro. La lógica nos llevaría a pensar que tenemos cierta consciencia de lo difícil que es tener que migrar, tener un familiar lejos, enfrentarte a una cultura diferente y acoplarte a ella para subsistir, pero la lógica no aplica. Con la reciente oleada de migrantes centroamericanos, que deben cruzar nuestro país para llegar a Estados Unidos, los actos de discriminación por parte de mexicanos, no se han hecho esperar, sobre todo, ante el panorama de aquellos que se ven obligados a quedarse en México y buscar cómo sobrevivir.
Las y los mexicanos, NO somos más chingones que otros.
Simplemente somos seres humanos, que crecimos en este específico punto de la Tierra y debemos comprender, que somos parte de algo mucho más grande, que nos toca compartir, como ciudadanos del mundo.

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