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viernes, 13 de septiembre de 2019 · 02:01
Twitter: @CLopezKramsky La historia del ser humano está llena de límites que, durante décadas o incluso siglos, han sido considerados como barreras infranqueables, pero que, en el momento propicio de la evolución, son rebasados, dando paso a nuevos paradigmas y nuevas formas de entender nuestra realidad. Este fenómeno se ha repetido incesantemente en todas las disciplinas humanas y ello es parte de la espiral que nos mantiene dando pasos hacia adelante, generando mayor conocimiento, mejorando nuestra tecnología o, nuestro propio cuerpo. El dominio del fuego, la invención de la rueda, el descubrimiento de otro continente, la llegada a la Luna o la consolidación de la telefonía celular son ejemplos de sucesos que han cambiado el mundo a partir de avances técnicos o tecnológicos. Pero la evolución también se ha dado en nuestra mente y nuestros cuerpos, aunque infortunadamente, tendemos a no destacar estas transformaciones que nos han permitido vivir más años, con más salud e, incluso, ser más hábiles y capaces.
El deporte ha sido un instrumento que ha coadyuvado a romper las barreras físicas que tenemos y a transformar nuestros cuerpos y mentes.
Asimismo, la investigación científica y tecnológica que va aparejada con el desarrollo deportivo ha permitido contar con cada vez mejores herramientas para el desempeño de deportistas de alto rendimiento, pero que con el tiempo se van utilizando en aditamentos disponibles al público en general. Bebidas energéticas, barras de carbohidratos, polvos de proteína, zapatos deportivos más eficientes, ropa elaborada con tejidos más adecuados, entre muchas otras cosas, han saltado desde las esferas de élite, hacia la población en general. Los récords están ahí para romperse y los mitos están ahí para ser destruidos. En la actualidad estamos en espera de la caída de uno de los mitos más difíciles de derribar:
El ser humano no puede correr un maratón en menos de dos horas.
Esta aspiración tiene poco tiempo, pues el récord del mundo en la rama varonil había estado lejos de esta marca hasta hace poco. Para ilustrar el contexto recordemos que el récord del mundo en maratón hace 21 años, en 1998, era de dos horas con seis minutos y cinco segundos, impuesto por Ronaldo da Costa (Brasil); veinte años después, Eliud Kipchoge (Kenia) logró el actual récord en dos horas, un minuto y 39 segundos. https://www.instagram.com/tv/B2RH-d7n_Lo/?utm_source=ig_web_options_share_sheet  Nos llevó 20 años bajar un poco más de cinco minutos el récord mundial y aún estamos un minuto y 39 segundos lejos de la barrera de las dos horas. Siempre se ha pensado que es imposible lograr que una persona corra 42 kilómetros en menos de dos horas, pero en un mes podríamos presenciarlo. En Viena, Austria, del 12 al 20 de octubre, Eliud Kipchoge intentará romper esta barrera con el apoyo de un equipo financiado por varias empresas transnacionales encabezada por INEOS, en lo que se ha conocido como “INEOS 1:59 Challenge”. Hay que decir que este es el segundo intento de Kipchoge, pues en el año 2017, en Monza, Italia, él y otros corredores patrocinados por Nike, intentaron romper la barrera, en lo que se conoció como “Nike Breaking2”, pero en esa ocasión Kipchoge se quedó en la orilla, terminando la distancia en dos horas con 25 segundos (No reconocido como récord mundial por no cumplir los requisitos de la IAAF). En esta ocasión, Kipchoge intentará la hazaña aprovechando avances tecnológicos impensables hace solo un par de años, que le permiten contar con calzado que no solo lo protege del impacto, sino que le brinda un retorno de energía que parece salido de una película de ciencia ficción. Asimismo, la indumentaria, los alimentos y bebidas, presentan avances que pronto estarán cambiando la forma en que todos nos preparamos para esfuerzos físicos de consideración. No podemos asegurar que Kipchoge logrará romper la marca de las dos horas y, en caso de lograrlo no será considerado un nuevo récord mundial por cuestiones administrativas, pero si en efecto él logra correr en menos de dos horas esa distancia, el mundo habrá roto un paradigma que parece ser imbatible y, con ello, cambiará por completo nuestros alcances físicos.

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