La chispa del discurso

lunes, 26 de agosto de 2019 · 08:30
Twitter: @ana__islas Algunos dicen que es el pulmón del planeta y que genera 20 por ciento del oxígeno que respiramos, otros que ni un gramo de ese oxígeno sale de la selva debido a que la vasta cantidad de vida que alberga, lo consume todo… la única certeza es que las imágenes de las llamas consumiendo la región amazónica en Brasil se han convertido en el emblema de la lucha por el medio ambiente y una disputa ideológica entre líderes mundiales. Uno de ellos, del otro lado del charco ha levantado la bandera: el francés Emmanuel Macron, quien convocó este fin de semana a sus homólogos del G7 -las economías más grandes del mundo- para hacer algo y frenar el avance del fuego que consume la selva. Macron quien en 2017 mostró su decepción ante la salida de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París y le dio diplomáticamente una cucharada de su propia medicina a Donald Trump con un “Make our planet great again”, hoy recurre a la frase “Our house is on fire” para alertar a la comunidad internacional sobre la urgencia de proteger el planeta. Macron criticó al presidente brasileño, Jair Bolsonaro por no hacer lo suficiente para proteger el área y mentir sobre sus compromisos con el medio ambiente. Trump, quien durante los últimos ocho meses se ha puesto la camiseta “Team Bolsonaro”, dio un espaldarazo al brasileño al señalar que la relación comercial entre los dos países nunca ha sido más estrecha. Eso es en plano internacional, en el local, el manejo de la crisis derivada de los incendios en la región amazónica por parte del gobierno de Bolsonaro ha provocado un choque entre grupos ecologistas con el presidente que lo critican de promover políticas que incentivan crímenes ambientales. Él los señaló como los “mayores sospechosos” de provocar el fuego, aunque dijo, no tenía pruebas. Después dijo que los marcianos también podrían ser los culpables, evidenciando la falta de sensibilidad y seriedad con la que toma el tema.
El discurso de Bolsonaro desmoraliza a ambientalistas, promueve la impunidad y crea un escenario cómodo para que empresas agrícolas actúen sin ley.
Si bien Bolsonaro no prendió la chispa que comenzó el fuego en la selva, su discurso nacionalista sí incendió el debate sobre el cuidado del medio ambiente y la explotación de los recursos y sofocó los esfuerzos de científicos y ecologistas al retirar recursos a organismos dedicados a la protección de la región amazónica, que equivale a dos terceras partes de la extensión de Estados Unidos y cubre 40 por ciento de América del Sur. No, Bolsonaro no prendió la chispa pero su discurso desmoraliza a ambientalistas, promueve la impunidad y crea un escenario cómodo para que empresas agrícolas actúen sin ley ante la ausencia de políticas de prevención contra la deforestación. No prendió la chispa pero desacredita los datos de satélites como los del Centro de Investigación Espacial de Brasil (INPE) que de enero a la fecha detectó 72 mil 843 incendios en bosques del país, la mitad de ellos en la región amazónica. Él es el presidente del país que alberga 66 por ciento de la selva amazónica, un país que ahora privilegia más que nunca la explotación sobre la conservación y que durante 2018 vio desaparecer un millón 300 mil hectáreas de selva amazónica, para que nos demos una idea eso equivale a mil 900 bosques de Chapultepec. Y en ello radica el poder de sus palabras.

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