La depresión y Gibrán Ramírez: carta abierta

viernes, 16 de agosto de 2019 · 08:01
Twitter: @AlfiePingtajo De los opinólogos casados con la ideología de la 4T, eras de los pocos con los que no difería tanto. Incluso, a veces, me parece que eres el que tiene mayor criterio que comentaristas como: Estefanía Veloz, Hernán Gómez Bruera, Eder Guevara o Alejandro Encinas; pero en estos días debo decir que tu más reciente columna: “Sobre la depresión y el monstruo farmacéutico”, me parece ofensiva, absurda.
En un mundo globalizado todos tenemos el derecho y la oportunidad de opinar sobre el tema que nos dé la gana, empero esa amplia libertad nos otorga una gran responsabilidad: hablar con la verdad en la mano.
Tu amplio dominio en el tema de Ciencias Políticas es plausible, respetable; a pesar de que no coincida para nada con tu forma de ver el mundo. Sin embargo, eso no te da la autoridad para atreverte a opinar o concluir que:
La gente que padece depresión o ansiedad ha vivido bajo el engaño por culpa de una especie de conspiración de los laboratorios farmacéuticos.
Ya sé que dirás que tan sólo son comentarios que emergen después de haber leído Lost Connections de Johann Hari, pero ese proceso de reinterpretación convierte lo leído en algo propio, en algo asumido por ti. Quiero suponer que para coincidir con Hari, antes o posteriormente pasaste por libros como: La campana de cristal de Sylvia Plath, Enfermedad mental y personalidad o Historia de la locura en la época clásica de Foucault, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero de Oliver Sacks; por poner algunos ejemplos sin olvidar los estudios que han realizado diversidad universidades como la UNAM, UCLA, Universidad de Michigan, Universidad de Harvard o incluso le diste una repasada al DSM-5 Manual de Diagnóstico Diferencial de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, sin pasar los estudios realizados por el Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York o el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz. Ya no hablemos de las estadísticas y estudios de la Organización Mundial de la Salud. Y me imagino que para suscribir lo afirmado por Hari -y antes de escribir tu artículo- hablaste o entrevistaste a personas que padecen depresión o ansiedad, o mínimo con psicólogos y psiquiatras mexicanos para explorar su punto de vista. Si realizaste todo lo anterior y con base en eso redactaste tu columna, entonces podría aceptar que la certeza te acompaña y que muchos de los que padecen Depresión/Ansiedad o tenemos episodios esporádicos debemos estarte agradecidos, pues seguro en tu siguiente artículo nos compartirás la cura para abandonar el infierno de la depresión y habitar en el paraíso de su contrario: el bienestar.
No Gibrán; la gente depresiva o ansiosa no busca ni pide estar así y tampoco significa que al padecer dicha enfermedad venga -en automático- una pérdida de la dignidad.
Es cierto que, dependiendo el tratamiento, la reacción es distinta: a algunos les permite continua su vida como cotidianamente están acostumbrados y a otros sí los tumba en la cama, pero nadie pierde la dignidad. Necesitar del otro no es carencia de dignidad es sinónimo de humildad y valentía. Empero lo que molesta no es la casi liviandad con la que escribes, sino el dejo de superioridad que se manifiesta en cada párrafo. Da la impresión de que te sientes dueño de la verdad y que nos estás mostrando el hilo negro respecto a este tema. A tu columna de opinión sólo le faltó poner que la 4T encabezada por AMLO nos va a salvar de ese infierno y que pronto les tendremos que estar agradecidos por regresarnos al bello mundo de la estabilidad mental y emocional.
La depresión, la ansiedad y otras enfermedades del tipo mental no son un juego ni se eligen.
Son un padecimiento donde el ser humano, a veces o casi siempre, pierde el control sobre sí mismo. Ojalá en tu próximo artículo tengas la humildad de reconocer tu error y asumir que no tienes las herramientas necesarias para afirmar lo que escribiste, pues el tema es delicado y abarca diversas áreas tanto científicas como sociales y culturales.

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