Los límites de la reforma electoral

martes, 23 de julio de 2019 · 08:01
Twitter: @HigueraB "Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales". -Aristóteles
La reforma electoral  trata de justicia, así de sencillo.
Se debe hacer justicia a la labor de funcionarios e instituciones, la cual ha permitido tres alternancias a nivel presidencial; se debe hacer justicia a una historia de apertura democrática que abrió espacios cada vez mayores a las minorías políticas y ofreció sus mayores frutos en la presidencial del año 2000 y, sin duda, se debe hacer justicia a los mexicanos votantes que cada vez han confiado en que su voto cambiará el panorama político y, si sus elegidos cumplen sus promesas, su situación de vida. Pero todo esto parece difícil de lograr con la actual polarización que vivimos en México. Por esto, uno de los ejes que deben guiar las deliberaciones de la, aparentemente inevitable, reforma electoral del presente sexenio es la justicia.
Pero, ¿cómo determinar lo qué es la justicia en esta reforma?
El argumento principal no es ya un funcionamiento amañado del sistema, de lo contrario el actual presidente seguiría luchando por conseguir ser elegido. Tampoco se sostiene decir que los partidos políticos son los que mandan en las elecciones pues la cantidad de filtros y medidas de seguridad que se tiene en la actualidad hacen muy escasa la posibilidad de que un partido diga cómo serán los resultados….incluso se reducen en alguna medida la influencia de posibles agentes externos, como poderes fácticos y delincuencia organizada.
No, el principal argumento es el costo que la democracia tiene para los mexicanos. La lana es la lana, así de simple.
Y, como en muchas otras cosas, los mexicanos somos dados a la respuesta más simple o la más repetida…en futbol decimos “esta vez si llegamos al quinto partido”, a pesar de que todo muestra que no será así; en desarrollo económico constantemente hablamos del despegue económico a través de alguna fórmula mágica que nunca funciona y nuestra historia a mostrado fuertes señales de qué se debe hacer para mantener el crecimiento del país y en materia electoral se habla de los altos sueldos y del financiamiento público a los partidos como una panacea democrática.

¿Es esto cierto?

Los ajustes se pueden y se deben hacer, eso no tiene discusión, pero los números y la lógica no apoyan de forma real que reduciendo drásticamente el sistema electoral (o desapareciéndolo como dijo un aparentemente senil Pablo Gómez) se garantice justicia a los mexicanos.

¿Por qué?

Hablemos del caso más emblemático, el del INE. Una parte considerable del presupuesto va etiquetado para sueldos de funcionarios, sin embargo eso se entiende cuando se observa con cuidado al Instituto: miles de funcionarios  de planta que trabajan en organización de elecciones, monitoreo de pautas y medios, expedición de credenciales, diseño y revisión de material electoral, comunicación y fiscalización del gasto de los partidos políticos son solo algunas de las funciones que se realizan. También debemos tomar en cuenta el aumento de personal en cada elección en donde se  contrata a personas que buscarán y capacitaran a los ciudadanos que estarán en las casillas…ah y que los apoyan y coordinan el día de la elección, es decir en el mero mole electoral. Otro punto a tomar en cuenta es que durante décadas, aunque ya casi nadie parece recordarlo, los mexicanos pedimos que las elecciones fueran más y más seguras. Pedimos que se incorporaran más protocolos para tener certeza de lo que ocurría en cada casilla y se evitaran las urnas embarazadas, las actas alteradas, el robo de urnas, los votantes zombis y los ratones locos. Aún ocurren de forma aislada, pero nada que altere una elección, en especial la presidencial. De una forma algo esquizofrénica, ahora parece que, para muchos mexicanos y actores políticos, el sistema que permitió que el PRI saliera de Los Pinos (twice) y facilitó que  en dieciocho años eligiéramos a cuatro presidentes de tres partidos diferentes ya no sirve, ni nos parece que debe tener el alto nivel de certeza que exigíamos cuando “el viejo régimen” estaba a cargo.

¿Entonces se tiene que seguir gastando así?

No. Pero como ejercicio mental imaginemos que el presupuesto es como preparar un pollo para nuestros invitados. Podemos pedirle a un experto, un chef, que lo deshuese y tener el mejor resultado o agarrar un machete y cortarlo como se nos ocurra…y el platillo será muy diferente al final.
Los recortes del presupuesto deben estar dirigidos de forma clara a mejorar partes sustantivas y reducir gastos excesivos.
Por ejemplo, se puede modificar la forma en que los partidos políticos son financiados, que ya no reciban enormes cantidades de dinero cada año y asegurar que solo tengan lo necesario para ser competitivos, de forma igualitaria (¿sabía que el actual partido gobernante recibió menos de 300 millones el año que ganó la presidencial?, ¿no sería ese un buen tope?). De igual forma, se podría transitar al voto electrónico, que pese a las críticas y agoreros ha dado estupendos resultados en varios países del mundo y de Latinoamérica. También se podría cancelar TODA propaganda electoral en radio y TV (nos quitaríamos la spotiza de encima), por mencionar algunas medidas que ayudarían a reducir el gasto.

El caldo y las albóndigas (III)

Nuevamente llegamos al punto en que debemos de preguntarnos si abordamos la reforma electoral con el cerebro o los genitales, si usamos nuestro intelecto o nuestras emociones para analizarla, si mis convicciones provienen de mis ideas o solo son consignas repetidas por años que me parecen verdades incuestionables. Nos guste o no, los últimos 40 años de la historia de México son, en gran medida, la historia de nuestra democratización y ahora debemos transformarla para que sea menos onerosa pero siga siendo igualmente eficaz y confiable. Ahí es donde debemos poner los límites y donde podremos dar justicia a todos. ¿Qué opina usted querid@ lectora@?